Santuarios y rituales iberos. Meseta del Cabriel. Por Javier Jordá Sánchez.
SANTUARIOS Y OTROS LUGARES DE RITO IBEROS. MESETA DEL CABRIEL. Por Javier Jordá Sánchez
Para conseguir hacernos una idea sobre la distribución geográfica de los lugares religiosos en tiempos iberos o de la Edad del Hierro en esta comarca, previamente hay que describir cómo se desenvolvía ésta en el entorno y en el resto de la Península Ibérica.
Buscamos edificios y elementos rituales, que nos ayuden a encontrar una explicación de los hábitats y lugares que utilizan los iberos de la Edad del Hierro, sus ancestros y sus descendientes en la Meseta del Cabriel. Para ello vamos a comparar lo que conocemos sobre estos lugareños iberos, con los datos que hemos recogido de otros autores sobre esta comarca y sobre el resto de la Península Ibérica.
Debo exponer la variabilidad que tienen estas conclusiones conforme vamos averiguando datos, y que según el paso cronológico de los momentos históricos, los hábitos han sido cambiantes, y que un mismo lugar ha podido diferir en sus atribuciones temporalmente, e igualmente que el contacto o las distancias territoriales, hicieron las costumbres más o menos gradualmente dispares. Los expertos más concienzudos científicamente, han logrado diferenciar y concretar estos aspectos. Nosotros vamos a ser más generalistas.
Hay que tener en cuenta que hablamos de datos probables, cuya variabilidad es posible y que cualquiera de nosotros puede manejar datos erróneos o que cambien según nuevas investigaciones. Dicho esto, para avanzar hay que opinar.
En rasgos generales hemos logrado ubicar, en la Meseta del Cabriel, estructuras posiblemente relacionadas con ritos y religiosidad, que podemos identificar con: cuevas, abrigos rupestres, cazoletas o estructuras geológicas modificadas. Nos falta por encontrar estructuras rituales urbanas, pero el nivel de estudios arqueológicos que sufre esta comarca en la actualidad ralentiza esta opción.
El “Estado ibérico” que se ubicó en la Meseta del Cabriel se situaba en un punto neurálgico entre distintos pueblos iberos de los cuatro puntos cardinales. A los cuales, tiempo después, Claudio Ptolomeo (S II d.C.), denominó “celtiberi y lobetani, bastetani, contestani y edetani. Vamos a comparar con estos pueblos vecinos, pero también con el resto de la Península Ibérica. Al haber sido un territorio ibérico situado entre regiones de distinta índole según las fuentes antiguas sobre Hispania y según la arqueología, el forjarnos una proposición concreta única no parece ser lo más conveniente. Para hacernos una idea de la disposición regional de la que hablamos, podríamos acoger lo que nos dice Claudio Ptolomeo. Situaríamos a la actual Meseta del Cabriel en el límite norte dentro de los pueblos bastitanos, con lo cual deberíamos guardar una cierta semejanza con sus hábitos y costumbres. Esto pudo haber sido así, pero como siempre hay que tener en cuenta la cronología, podríamos asegurar que la división en “regiones” en época ibérica no fue tal, sino que estuvieron organizados en una especie de “ciudades estado” que comprendían extensiones territoriales cercanas al tamaño de una comarca actual. Este modelo de organización era repetido asiduamente en otros lugares del Mediterráneo y del resto del mundo conocido, pero su ejemplo más famoso fue el de las “ciudades estado” griegas.
No quiere decir esto que en estos lugares de Hispania ocurriese algo idéntico, sino que en aquellos tiempos en que las variadas civilizaciones mediterráneas no eran tan distintas, aquellos modelos político religiosos, aunque no iguales, tenía su sentido de ser en territorios bastante interrelacionados desde hacía siglos.
Algunos de estos elementos rituales o sacros que debemos referenciar son:
Las cuevas y abrigos santuario ibéricos.
Según los estudios sobre peninsulares de estos lugares, llegamos a ciertas conclusiones.
Cronológicamente parecen haber sido utilizadas como santuario u objeto de ritual, desde épocas muy antiguas. Entonces podríamos decir que muchas de estas cuevas santuario fueron utilizadas con tales fines o parecidos desde el Neolítico, pasando por el Calcolítico, Edad del Bronce, Edad del Hierro y romanización, e incluso algunas desde el Paleolítico hasta la Edad Media y la actualidad.
Respecto a su localización geográfica, según distintos autores, la zona donde más cuevas santuario se citan es en Levante, donde los estudios hablan de gran cantidad de éstas repartidas por todo este territorio, Murcia, Comunidad Valenciana, Comunidad Catalana, y algunas en territorios lindantes. Aunque estudios sobre otros territorios, como las zonas celtíberas o del sudoeste, presentan también algunos ejemplos, como el caso de la cueva de La Griega (Pedraza, Segovia), utilizada ritualmente desde el Paleolítico hasta época moderna. O la posible cueva santuario de La Murcielaguina (Priego de Córdoba). Lo cierto es que este tipo de santuarios en cueva, fue más habitual en la franja mediterránea costera e interior, que en el resto de la Península.
Podríamos definir las características de estas cuevas. Serían lugares aislados y de orografía abrupta, ubicadas a gran altura, a media, en faldas montañosas o en barrancos. La mayoría están en el interior, en la costa apenas se conoce una. Hay grandes y profundas cuevas, medianas o pequeñas. Algunas de 500 metros y otras casi abrigos. Reúnen vestíbulos, galerías y salas diversas. Pueden presentar procesos estalagmíticos, debido a su interrelación ritual con el agua. (2)
Los materiales documentados se localizan, en general, en las zonas más profundas e inaccesibles, junto a antiguos gourgs (pequeñas balsas de agua naturales), o bien en su interior en el fondo cenagoso, relacionados con agua. El elemento más abundante encontrado es el vaso caliciforme . Los recipientes, en unas cuevas abundan enteros, los que estaban colocados en hornacinas de las paredes en otras algo fragmentados, agrupados boca abajo sobre una capa de cenizas y carbones. En algunos están depositados enteros y fragmentados junto a capas de cenizas y material óseo, sobre todo de mandíbulas de cabras y cerdos jóvenes. Los vasos podrían ser utilizados como libaciones, puesto que servían para beber, aunque también podrían haber contenido otras ofrendas, como frutos u otros. En estas cuevas los restos óseos son muy abundantes. Muchos son huesos quemados de animales, asociados a carbones y cenizas. Es posible que indiquen la existencia de comidas rituales en su interior. (2)
Sobre su morfología. Los podríamos definir como cuevas profundas o ligeramente profundas o abrigos exteriores, donde se celebraba algún tipo de ritual religioso o de costumbres. Se diferenciarían en unas cuevas muy extensas, de otras medianas o pequeñas. También abrigos rupestres de importante extensión a otros más sencillos.
Santuarios urbanos ibéricos
La tipología de santuario ibérico peninsulares incluía lugares de rito y culto dentro de las poblaciones.
Entre los territorios celtíberos tenemos varios ejemplos como Ulaca (Solosancho, Ávila), Arcóbriga (Monreal de Ariza, Zaragoza), Segeda (Calatayud) o Termes (Montejo de Tiermes, Soria) con recintos sagrados en el interior de sus murallas, ocupando los lugares más importantes. O dentro de hábitats domésticos, como en Numancia (Garray, Soria)
a/ Templos o santuarios cívicos: Aquellos lugares de culto ubicados en el interior de centros urbanos que por sus características arquitectónicas o por el tipo de hallazgos insinúan un uso comunal. Forman parte del resto de edificios. (3)
Altar del santuario urbano ibérico del castro de Ulaca, Solosancho (Ávila)
b/ Capillas domésticas : Estancias similares a las del resto del poblado, pero que han revelado objetos: pebeteros, vasos rituales o restos de algún ritual (sacrificios de animales, enterramientos infantiles). Su carácter es restringido o privado. (3)
Santuarios extraurbanos ibéricos
Combinan por una parte la ubicación física del santuario, en su relación con algún centro habitado próximo.
a/ Santuarios suburbanos o periurbanos: están relacionados con poblados cercanos o necrópolis. Pueden estar cercanos o pegados a su recinto amurallado. (3) El de Segeda (Calatayud) está situado a 800 metros del oppidum es una estructura (santuario) aislada rodeada de muros y que está construida en relación a datos astronómicos.
Santuario astronómico ibérico de Segeda (Calatayud)
b/ Santuarios de carácter supra territorial: Estarían desvinculados de cualquier centro habitado próximo, en parte por la abundancia de exvotos, en parte por las distintas tradiciones que confluyen en cada uno de esos centros, lo que viene a demostrar la amplitud de radio de acción de sus influencias. Además de otros factores, se vinculan a rutas de comunicación relevantes. (3)
Santuario del Collado de los Jardines, Santa Elena (Jaén). En la "Cueva de los Muñecos" se encontraron unos 2000 exvotos. Es uno de los tres grandes santuarios que tuvo la Península Ibérica.
c/ Santuarios rurales. Situados en el campo aprovechando determinados ambientes cerca de la presencia divina (bosques, lagos, ríos, montañas) representarían una de las formas más simples de la religiosidad ibérica, que serviría a toda la población ibérica, volcada a las actividades productivas, agricultura y ganadería. (3)
Su localización topográfica se da en lugares altos y zonas con una gran visibilidad, casi todos situados a una altura superior a los 1.000 m.s.n.m. Este hecho no es exclusivo de la Cultura Ibérica; las cumbres montañosas han sido uno de los fenómenos naturales que han hecho reflexionar al hombre, vínculo de unión entre el cielo y la tierra, escenificando la separación entre fieles y divinidad. Pero en la mayoría de los casos el material no aparece en la cumbre del cerro o colina donde se ubican, sino concentrado en una sola de las laderas, atendiendo a una orientación diferente. Tal vez la ofrenda y/o ritual se realizaría en la parte más elevada, para luego ser arrojado en la ladera, pudiendo explicarse así el hecho de que la mayoría del material cerámico aparezca en pendiente. (4)
Su orientación no parece responder a un patrón único, se da según la conveniencia del lugar elegido.
La distancia que separa estos espacios de los yacimientos más próximos no suele ser superior a los 1000 metros, ya sean asentamientos, oppida, pequeños poblados fortificados o necrópolis. (4)
La funcionalidad de este tipo de espacios; dadas sus reducidas dimensiones, no podrían identificarse con otros asentamientos contemporáneos, como oppida, poblados fortificados, asentamientos rurales en llano, explotaciones mineras. En segundo lugar, la especificidad del material ya estaba marcando una clara limitación en cuanto a sus funciones en estrecha conexión con el mundo sacro, pero se desestimó su interpretación como necrópolis en la medida en que carecían de parte del ajuar cerámico que caracterizaría estas formaciones, compuesta por el grupo urna/plato. A pesar de ello, algunos de los yacimientos, están situados junto a necrópolis, por lo que se producen intrusiones de material cerámico de estos espacios de naturaleza sacra, pero funcionalidad completamente distinta. (4)
Sobre cronología es difícil asegurar fechas ante la escasez de material de estos lugares. (4)
RITOS
Los datos son variables dependiendo de la zona peninsular referida, aunque existen puntos comunes.
- En el sur, sur-este peninsular autores describen los rituales así (5):
a/ Elementos utilizados:
Exvotos (pequeñas estatuillas figurativas) de bronce, cuchillos curvos (representados iconográficamente en material arqueológico). Recipientes cerámicos, de los cuales el más habitual es el vaso caliciforme, pero también globulares y cuencos. El agua es referente habitual, representada en manantiales, fuentes naturales, ríos, balsas.
Simbolismo espacial: viene demarcado por la presencia de elementos naturales, como cuevas y abrigos, que en varias ocasiones se convierten en auténticos templos naturales, y en otros se combinan con edificios de culto.
Estratégicamente, el espacio de culto se puede asociar a una orografía o topografía destacada. Es un hito del territorio circundante que contribuye a potenciar la monumentalidad natural, así como en ocasiones se vincula a la construcción de territorios políticos en los que se juega un papel importante asociado a una vía de comunicación o encrucijada de caminos. (5)
b/ Iconografía representada:
Como protagonistas del rito, hay imágenes de multitud de practicantes y fieles, que muestran actitudes heterogéneas, ofrendas variadas e incluso prácticas específicas. Pocas veces transmiten lo cotidiano, sino rememoraciones del pasado, mitología y fantasía, que transmiten mensajes de la élite. Existen exvotos que representan ofrendas, otras orantes atendiendo a la mirada o a las orejas (en alusión a la divinidad), o a las manos (simbolismo del saludo), y portan objetos como vasos globulares, cuencos, panes, tortas, armas. Otros exvotos representan sacrificios de animales. (5)
c/ Clases de ritos de pasos :(5)
1/ Ritos de iniciación guerrera: Asociados al ámbito masculino y a las élites aristocráticas, con fuerte componente militar. Son guerreros en actitudes diferentes, entre las que destaca el ofrecimiento y exposición de las armas (en unos casos sustituyen la donación de armas y en otros las complementan.
2/ Ritos de paso de edad: Introducción a la vida social activa.
3/ Ritos nupciales
4/ Ritos de fecundidad y fertilidad
5/ Ritos de gestación: Exvotos que lo representan se ven en Collado de los Jardines (Jaén) donde una mujer en cinta pide una gestación y un parto saludable, o en Torreparedones donde un exvoto con desgaste podría implicar su reutilización en el rito, o en Albufereta (Alicante), donde una dama en el momento de gestación sostiene en su mano izquierda un ave, símbolo asociado a la fecundidad. (5)
d/ Ritos de tránsito de edad: Muchachos y muchachas que estaban preparados para adquirir el papel que la sociedad les asigna. Ritos que nacen para la pervivencia de modelos y roles sociales, y para mantener el legado religioso. Se realizan en santuarios de carácter territorial, en los confines del territorio, en un espacio liminal propicio para la narración del mito que acompaña a celebraciones que debieron suponer el “viaje forzado” como parte de la ritualidad de los jóvenes a espacios alejados, lo que podría suponer y una segregación temporal y traslado a los santuarios de frontera, para después reintegrarse al grupo, asumiendo un rol diferente. Es la puerta a los ritos de pareja. (5)
- Hacia el norte y oeste, entre otros, se pueden encontramos estos datos sobre rituales:
Importante debió ser la cultura de los Verracos vetones y de sus vecinos. Son representaciones escultóricas de cerdos, jabalíes o toros, habitualmente realizados en granito, que están datados desde del siglo IV a.C. hasta el siglo I d.C. Se han encontrado unos 400 de diversos tipos y tamaños, en lugares de Ávila, Cáceres, Salamanca, Segovia, Toledo, Zamora y norte de Portugal. Tenían principalmente funciones religiosas, protectoras y de señalización de zonas de pastos, aunque en época romana tuvieron principalmente una finalidad de monumento funerario, colocándose sobre las urnas de piedra, las “cupae”, en donde se depositaban las cenizas y los ajuares de personajes destacados. Un ejemplo de la continuidad de rituales en tiempos de Roma.
Las Matres eran divinidades indígenas, bien documentadas en la Meseta Norte. Al igual que en el norte de Europa, debieron ser tres, protectoras de la fecundidad humana y de la fertilidad de los campos. Aparecen representadas en aras votivas latinas, con el teónimo Mater en solitario o añadiendo un epíteto. Otras divinidades indígenas no individualizadas y protectoras de la fertilidad de los campos aparecen también en aras latinas como “Lautteris”, “Ordaceis”, “Overinur” o “Duillis”. El dios celta “Lug”, equivalente para los romanos como Mercurio, tenía como símbolo el cuervo y aparece testimoniado en Villastar y Soria. En Cáceres parece “Salutorius”, en Portugal y Salamanca “Ilurbeda”, “Epona” en Vasconia, Cantabria, Palencia y Burgos. Algunas estaban vinculadas estrechamente a las comunidades de una comarca, “Cossua” (Bembibre, León), Vurovius (La Bureba, Burgos), “Vaelius o Velicus” (20 aras en Postoboloso, Candeleda, Ávila), “Vago Donnaego” (La Milla del Río , León). La asimilación mutua de ritos y cultos se aprecia aquí claramente, en estas aras hispano-romanas del S II d.C.
Ídolo representado una Matres y ara votiva dedicada a la divinidad “Vago Donnaego”
Otros ritos o costumbres se vislumbran en la Hispania del otro lado., En fuentes literarias antiguas hablan del ritual de exposición de los cadáveres de los héroes muertos en combate para que los buitres los devoraran y subieran a los cielos, entre los celtíberos y los vacceos, aunque también se representa en Obulco (Jaén). O los posibles sacrificios humanos, aludidos entre los bletonenses (Salamanca) y los lusitanos, que acompañaban con caballos. Sacrificios de animales en los que se utilizaban toros, bueyes, vacas, terneras, cerdos, ovejas, gallos, oseznos, caballos…Quizás enlazados con banquetes sagrados colectivos donde pudieron usar estos sacrificios de animales. Luchas rituales donde después de ofrecer sacrificios a Ares practicaban luchas gimnásticas, hoplíticas e hípicas. Danzas diversas. Juegos taurinos relacionados con danzas y carreras. La heroización, generalizada en monumentos rituales muy extendidos, desde las estatuas de guerreros lusitanos, de celtíberos o el gran monumento funerario jienense de El Pajarillo, Huelma, lugar de peregrinación e hito geográfico. (6)
Santuario ibérico “heroico” del Pajarillo, Huelma (Jaén).
Los dioses del hogar.
Importantes debieron ser para los hispanos los dioses relacionados con la familia, los antepasados y el hogar, pues así lo dicen los escritos antiguos y esa impresión da la arqueología. Varios textos ibéricos nos hablan de los “gen” o linajes familiares, alguno nombra a los dioses lares de sus antepasados, los “apellidos” derivaban de sus antecesores, e incluso algunas estelas funerarias nombran a los dioses manes, “manibus inferís”.
Este culto a los dioses domésticos no fue algo particular, sino un hábito de muchas culturas contemporáneas. Los persas, los egipcios, los fenicios, los asirios y el resto de Asia veneraban a las sombras de los muertos. Orfeo fue quien introdujo entre los griegos la costumbre de evocar a los manes. Roma y Grecia, erigían altares y les ofrecían sacrificios, y se pusieron bajo su protección los sepulcros. De Roma se extendió la costumbre a toda Italia. Quizás Grecia y Roma extendieron esta costumbre a sus zonas de influencia, pero puede tener más lógica que fuera una costumbre ya existente, y que con el intercambio de culturas el simbolismo fuera cada vez más similar, y con él la denominación de los dioses e incluso el tipo de epitafios.
Una clara definición de estos dioses familiares en la simbología romana aparece entre los autores antiguos en “De Deo Socratis” de Apuleyo:
“El espíritu del hombre después que ha salido del cuerpo pasa a ser o se trasforma en una especie de demonio que los antiguos latinos llamaban lemures. Las almas de aquellos difuntos que habían sido buenos y tenían cuidado y vigilancia sobre la suerte de sus descendientes, se llamaban lares familiares pero las de aquellos otros inquietos, turbulentos y maléficos que espantaban los hombres con apariciones nocturnas se llamaban laruce y cuando se ignoraba la suerte que le había cabido al alma de un difunto, es decir, que no se sabía si había sido trasformada en lar o en larva, entonces la llamaban mane”
La idea que tuvieran los iberos sobre estos dioses familiares no debió diferir mucho de esta definición de los romanos que nombra Apuleyo.
Estela funeraria en epigrafía ibérica de Sinarcas (Meseta del Cabriel) S II-I a.C. Su epitafio nombra a “manibus inferís”, o “dioses manes del subsuelo” o “su tumba”.
(1) PGOU de Requena.
(2) “Características de las cuevas santuario de Castellón y Valencia”, Julio González Alcalde
(3) “Los lugares de culto en el mundo ibero”. Adolfo J. Domínguez Monedero..
(4) “SANTUARIOS IBÉRICOS EN LA BASTETANIA”, Amparo Sánchez Moreno
(5) “Ritos de paso de edad y ritos nupciales de la religiosidad ibera” ,Carmen Rueda Galán.
(6) La religión celta en Hispania. José María Blázquez
Parte II.
SANTUARIOS Y OTROS LUGARES DE RITO IBEROS. MESETA DEL CABRIEL. Por Javier Jordá Sánchez.
La comarca
Aplicando a la Meseta del Cabriel la información que hemos podido recopilar sobre lugares de rito y santuarios, podríamos hacernos una idea o dar explicación contextual en la Edad del Hierro y adyacentes.
A simple vista se percibe que en lugares y costumbres rituales, en otros territorios adjuntos, o a distancia, existen no pocos elementos utilizados similares y otros dispares. Hemos puesto ejemplos de zona vetona (oeste) donde se encuentran casos de santuarios urbanos con altares y otros elementos en piedra situados en puntos neurálgicos de las ciudades, pero apenas ejemplos de cuevas o abrigos. Entre los pelendones, hacia el norte soriano, se ven elementos de santuarios domésticos urbanos. Hacia la Edetania norte aragonesa, es decir, los aledaños del Sistema Ibérico (Mons Idubeda), encontramos abrigos con petroglifos y escritura ibérica (Peñalba de Villastar, Teruel), cazoletas y piletas, y signos de santuarios domésticos. En toda la zona de Levante, costa mediterránea desde la Comunidad Catalana hasta la de Murcia, es donde se concentra la mayoría de las cuevas santuario, o por lo menos donde se han estudiado más, aunque también aparecen templos o casas santuario urbanas. Como dato diferenciador de atribuciones toponímicas geográficas, apuntar el hecho de que en la “Edetania del norte” no existan estas cuevas y en la “Edetania del sur”, si. Hacia el sur, Albacete, Jaén y territorios limítrofes, las cuevas santuario profundas no se dan, se sustituyen por abrigos naturales, algunos de gran importancia, y con utilización de gran cantidad de exvotos, pero también se han encontrado un número importante de monumentos funerarios entorno a importantes necrópolis que podrían estar relacionados con rituales de diversa índole. En la Andalucía más sureña encontramos cerros “poblado santuario” como Cerro Tortuga (Málaga), de influencia fenicia, que están dedicados a dioses como Astarté u otros, y que no deberíamos dejar de tomar como ejemplo para el resto de territorios peninsulares.
Si tuviéramos que llegar a una conclusión de lo expuesto, podríamos decir que existen predominios de uso de unas a otras estructuras rituales o de santuario a lo largo y ancho de Hispania, pero que estos usos no fueron exclusivos, pues en unos lugares y otros se pueden encontrar excepciones.
Santuarios de la comarca de la Meseta del Cabriel.
A/ Cuevas santuario
Cueva de la Cárcama: Requena
Se encuentra situado en la vertiente sudoeste del alto de las Cárcamas, en la Sierra del Tejo, a 1200 metros de altura. Se trata de una grieta situada entre dos grandes bloques calizos con la entrada obstruida por una piedra aplanada dispuesta en sentido vertical. El interior de esta pequeña cueva se encuentra relleno de un sedimento oscuro que ha sido lavado, a excepción del que se encuentra en la zona más protegida de la misma, situada al fondo de la cavidad. Los materiales recuperados, muy escasos, fueron exhumados por efecto de la erosión. Se trata de cerámicas propias de la Edad del Bronce.
Materiales encontrados: fragmentos cerámicos a mano (desgrasante grueso, algunos bruñidos): formas grandes y vasos carenados, escasos fragmentos de huesos de suidos (cerdos, jabalíes) y ovicápridos. (1)
Cueva de Los Mancebones: Requena.
La entrada de la cueva está orientada al norte, a 40 metros de altura sobre la Rambla de Estenas, límite entre los términos de Utiel y Requena, en un escarpe rocoso que buza de este a oeste y forma parte de la Sierra de Juan Navarro. Su umbral es amplio, de 5 metros de anchura, estrechándose hasta formar una calle recta de un metro de ancho por dos metros de alto. Las paredes presentan gran número de oquedades. A los 15 metros (la longitud total de la cavidad es de 20 metros), hay que salvar un desnivel, especie de escalón que da acceso a un recinto algo más ancho que la calle y de cinco metros de altura. A la derecha de dicho escalón existe una gruesa estalactita que facilita el acceso. Es en este lugar donde posiblemente existieran enterramientos eneolíticos, al observarse en superficie gran cantidad de huesos humanos y cerámicas fabricadas a mano. Los fragmentos cerámicos ibéricos son más abundantes en la entrada y alrededores de la cueva.
Se han encontrado lascas de sílex, anillos de bronce, ollas a mano, caliciformes ibéricos, cerámica romana y medieval comunes, restos humanos, dos colgantes de pectem. (1)
Su cronología correspondería a S V-IV a.C.
Cueva de Los Mancebones (Requena)
Cueva de los Ángeles: Requena
Fue descubierta en la década de los años cuarenta por varios vecinos de Requena, los cuales relataron que en el momento de su descubrimiento los vasos cerámicos se encontraban depositados en las repisas naturales de la cavidad. Desde entonces y hasta que el S.I.P. se encargó de su cierre sufrió repetidos expolios. Se trata de una pequeña cavidad de entrada reducida situada en la orilla derecha del Barranco de los Conejos, afluente del Barranco Perruno, a una altura de 700 metros. En su interior abundan las formaciones estalagmíticas.
Materiales encontrados: caliciformes ibéricos, sigillatas hispánicas, varios molares de caballo, fusayolas
Adscripción cultural Ibérica y romana. Cronología V a.C. - II d.C. (1)
Cueva de Los Ángeles (Requena).
Cerro Hueco: Requena
Una boca de 1 x1 metros da acceso a una estrecha galería descendente de 10 metros tras la que aparece una sala (con numerosos bloques desprendidos del techo) de 150 metros cuadrados. En su extremo suroeste existe una pequeña sala de 25 metros cuadrados.
La práctica totalidad del interior de la cavidad se encuentra removido ya que desde hace muchos años se han venido practicando excavaciones clandestinas. En la actualidad la boca de acceso tiene una verja sin cierre que permite acceder a ella. Se encuentra parcialmente colmatada de tierra y rocas. Realizada la prospección de la montaña y no se documentan materiales cerámicos en ella.
Materiales encontrados: cerámica de barniz negro, copa de figuras rojas, abundantes caliciformes, cerámicas a mano de desgrasante grueso. Restos de ovicápridos. Fragmentos de restos humanos.
Se adscribe culturalmente a las edades eneolítica e ibérica Su cronología, entre el III milenio a.C., IV-III a.C. (1)
Cueva del Polvorín: Requena
Se trata de una pequeña cavidad de origen cárstico con tres pequeñas entradas, dos orientadas al norte y otra situada en la cúpula de la cueva, circular y de apenas 60 centímetros de diámetro. La central da acceso a una sima. Fue vaciada en los años 30 de todo su sedimento para utilizarla como depósito de los explosivos utilizados en unas minas de manganeso próximas. Es difícil precisar el carácter que pudo tener el yacimiento, posiblemente tuviera dos momentos de ocupación: uno en el que se utiliza como lugar de enterramiento y otro en el que, según se desprende de la abundancia de restos óseos calcinados, pudo ser empleada como lugar de hábitat. Hoy en día son visibles tres grandes terreras de materiales procedentes de la excavación de la mina.
Se han encontrado lascas de sílex, vasos de carena alta y decoración en el borde consistente en una pequeña serie de incisiones, cuencos semiesféricos, fragmentos de huesos humanos quemados, restos óseos de fauna silvestre.
Su adscripción cultural parece pertenecer al Bronce, hacia el II milenio a.C. (1)
Cueva de La Pedriza: Requena.
A falta de información, al parecer se han encontrado restos arqueológicos de la Edad del Bronce, que desconozco.
La Cueva de la Pedriza se sitúa en la vertiente suroeste de una pequeña loma a 950 metros de altura. Fue descubierta en el año 1902 y posteriormente acondicionada para su visita, motivo por el cual quedó cerrada por una puerta de hierro. Presenta un recorrido de 364 metros y una profundidad de 25 metros. Fue visitada en el año 1975 por J. Aparicio con motivo de las excavaciones de urgencia que se estaban desarrollando en el cercano yacimiento de Las Cañadas de Villas de Olmos; producto de esta visita se recogieron cerámicas lisas y algunos restos humanos que inducen a pensar que nos encontraríamos ante una cueva de enterramiento enmarcable en el Eneolítico o la Edad del Bronce.
Cueva de La Pedriza (Requena), años 50 *(“Imágenes de un siglo” (1), César Jordá Moltó).
Collado de la Plata: Aliaguilla.
Posible cueva santuario y mina. Junto al imponente poblado ibérico de Sobrarias.
Cueva del Molón: Camporrobles.
. Cueva-manantial situada a los pies de la ladera suroccidental, interpretable como un santuario ibérico.
Cueva Santa del Cabriel: Mira.
Se encuentra situada en la Serranía Baja de Cuenca sobre uno de los frecuentes barrancos de la margen izquierda del río Cabriel afluente del Júcar, del término municipal de Mira, Cuenca. El uso prehistórico de la Cueva era conocido desde antiguo, conservándose diversos materiales. La Cueva fue originariamente lugar de enterramiento, convirtiéndose posteriormente en santuario, si bien pudo haber tenido otras funciones más prosaicas, como sería la de simple lugar de refugio.
A partir de la reconquista de la zona, sería de nuevo frecuentada, remontándose las primeras referencias sobre el tema al siglo XIV, momento en que pasó a convertirse en un santuario mariano, recuperándose como lugar de culto.
Alberga diversas salas comunicadas entre sí. La boca o entrada a la Cueva es un angosto pasillo de 11,50 m de longitud por 1,20 de anchura lleva al interior de la oquedad. El pasillo desemboca en una sala central (A) de planta semicircular de entre 22 y 29 m de anchura y una altura máxima de 10 m, en la que destacan, en el centro, dos grandes estalactitas y, al fondo de la cavidad, una cubeta de planta rectangular. La sala se comunica con otras dos salas menores (B y C), que quedan casi inundadas en épocas de grandes lluvias.
En el interior de la cueva se hallaron diversas piezas, entre los que destacan una serie de vasos caliciformes de época ibérica, que se conservan en el Museo de Cuenca. (9)
“La Cueva Santa del Cabriel ofrece una larga ocupación que se extiende desde un momento avanzado del Calcolítico y el inicio de la Edad del Bronce hasta la actualidad. El estudio de sus características y materiales ha permitido establecer su interpretación como posible lugar de enterramiento durante sus etapas iniciales y como cueva-santuario durante la II Edad del Hierro, hasta llegar actualmente a ser una ermita cristiana. Este proceso llevó aparejado una evolución de los ritos y divinidades”.
(9)*(Cueva Santa del Cabriel (Mira, Cuenca): Antique cult site and christian hermitage
Alberto J. LORRIO, Teresa MONEO, Fernando MOYA, Sara PERNAS, Mª Dolores SÁNCHEZ DE PRADO
Cueva Santa del Cabriel (Mira)
Cueva Santa: (Villargordo del Cabriel). En las cercanías del Pico del Moluengo.
Cueva II del Puntal del Horno Ciego: (Villargordo del Cabriel), cuyo contexto se ha situado entre fines del siglo VI y el V a.C. siendo la época mayoritariamente documentada, con 55 piezas cerámicas. (7)
Cueva de la Soterraña: (Requena)
A lo largo del recorrido es posible observar abundantes restos óseos pertenecientes en su mayoría a ovicápridos, si bien no faltan restos de suidos, cérvidos o incluso restos humanos. Todos fuera de contexto. En una pequeña sala lateral, donde se ha preservado el sedimento en su disposición natural se recogieron en superficie algunos restos humanos, fragmentos cerámicos ya descritos así como un botón de hueso, materiales que insinúan que nos encontramos ante un caso de cueva de enterramientos múltiples.
Cerámica a mano, lisas de superficie bruñida, cuencos hemisféricos. Restos de fauna: ovicápridos, cérvidos. Restos humanos. Botón de hueso de sección rectangular y bisel simple. (1)
B/ Abrigos
El Burgal. (Siete Aguas)
Es un abrigo visera situado sobre un barranco, en proximidad a un camino antiguo, que lleva a otro abrigo con pinturas rupestres neolíticas. Inscripciones en escritura ibérica...
C/ Cazoletas
Las cazoletas, en realidad, son aún una incógnita en cuanto a su interpretación arqueológica. Lo cierto es que no son más que agujeros excavados en la roca por la mano del hombre. Su cronología también es incierta, pero por los contextos donde se encuentran, podrían ser asignadas a la Edad del Bronce y/o del Hierro, aunque también ampliar este margen temporal. Para conocer su función, como simples agujeros que son, habría que tener en cuenta su lugar de ubicación, pues bien podrían ser agujeros de sujeción para columnas de edificios o bien para la elaboración de algún tipo de producto o bien para rituales diversos. Ante la posibilidad de que tuviesen alguna utilidad para ritual, no podemos dejar de nombrarlas.
Si tuviesen relación con algún ritual, quizás habría que nombrar los fuegos mantenidos sobre los sepulcros para contentar a los dioses manes, dioses familiares domésticos, según las costumbres romanas.
Cazoletas de la Rambla de la Alcantarilla: (Requena)
Un afloramiento de areniscas con cazoletas del Bronce Final y una posible inscripción ibérica. (1). El lugar está en una zona alta con una visión panorámica hacia un extenso valle sobre la rica Rambla de la Alcantarilla, donde podemos encontrar múltiples localizaciones de hábitats prerromanos de todas las épocas. Su función no puede ser de soporte de postes porque en su entorno no se ven restos de haber sido habitado. Su utilidad industrial se relacionaría con el golpeo de productos con probabilidad minerales, para mediante decantación, obtener el mineral. Debido a este golpeo se producirían los agujeros. El ritual podría ser factible, pues ofrece la dimensión de la vista sobre un paisaje de cultivos, naturaleza, agua, poblados. Los lugares rituales o sagrados ocupaban lugares en dominantes, mágicos, representativos. Podría tener alguna representación sobre equinoccios o solsticios, localizaciones geográficas o estelares, de carácter funcional agrícola u otros.
Cazoletas de la Alcantarilla (Los Duques)
Perforaciones de la ciudad ibérica de la Muela de Arriba (Requena)
Como no tenemos información técnica sobre estas formaciones, no podemos asegurar su cronología, pero al estar en el entorno de una ciudad ibero romana, nos vemos en la obligación de pensar en una posible adscripción a esta época.
Junto a la extensa población ibérica de la Muela de Arriba, cerca de Casas de Cuadra, descubrimos hace un par de años estas perforaciones en la roca. Son muy numerosas, y están excavadas sobre piedra caliza, en lo alto de un suave montículo. Sus tamaños son variados, sus formas circulares u ovaladas. Su disposición parece aleatoria, pero hay varias de ellas en cada roca
Unas muy juntas y otras más separadas. Al igual que La Alcantarilla posee gran visión sobre una extensa zona agrícola y los numerosos hábitats que la poblaban, pero también sobre lo que fue la población ibérica que hubo sobre la Muela de Arriba. En este caso, sí se sitúa sobre una zona poblada, aunque periférica. Parece difícil que los agujeros fueran dedicados para soporte de columnas de madera por la evidente variabilidad de sus posiciones, y por la inclinación de las rocas donde están que impiden tener un suelo plano. Sí podrían ser utilizados para la elaboración de algún producto en su interior, donde el continuo desgaste por rozamiento, ofrecería la anchura y profundidad perforada. Aunque similares perforaciones se dan en el santuario ibérico de Peñalba de Villastar (Teruel), a las que llaman cazoletas. Aquel si es seguro un santuario porque en sus abrigos se realizaron petroglifos y grabados con escritura en signario ibérico, incluso parece entre estos escritos se menciona al dios Lug (céltico). La comparación con Peñalba de Villastar nos podría llevar a pensar que ambas podrían relacionarse con algún tipo de ritual.
Perforaciones (o cazoletas) rupestres en el macro poblado ibérico de la Muela de Arriba (Casas de Cuadra). F P
- PGOU de Requena.
(7) (Cueva Santa del Cabriel, A.Lorrio)
D) Formaciones naturales.
El Castillejo (Requena)
A falta de trabajos arqueológicos específicos, me voy a atrever a desarrollar una teoría sobre este lugar, comparándolo con estudios ajenos, en otros lugares arqueológicos similares.
Con una descripción visual propia del Castillejo aportaría lo siguiente. Se ubica en un meandro del antaño transitado río Magro, sobre una pronunciada pendiente que recae sobre fuertes cortados, y sobre ella se yergue, resaltando en altura, un identitario picacho, que parece ser el motivo de utilización del terreno desde época prerromana. Sobre la cronología del Castillejo se ha especulado, hasta el punto de que en el PGOU de Requena aparece como un yacimiento medieval. Ciertamente, aunque carecemos de datos, puede que haya restos islámicos en su entorno, pero aún así hemos apreciado bastantes de cerámica ibérica y quizás del Bronce, e incluso hay certeza de que un pastor encontró por los años 60 una vasija con monedas de plata ibéricas (denarios) en la base de este promontorio, junto al río. (Desaparecida actualmente).
Los elementos estructurales que apreciamos en El Castillejo, comprenden una balsa natural en la cima del picacho, un estrecho camino por la roca que circunda la pared de éste, que conduce hasta la balsa, y en su subida una cazoleta. Este camino proviene de la base del picacho, y a su vez cruza un antiguo muro de piedra y torre derruidos que protegían el recinto. A lo largo de este camino se ven bastantes pedazos de cerámica ibérica. Este picacho está rodeado de precipicio salvo en su lado norte donde tiene una ladera pronunciada, y en ella se esparce abundante cerámica troceada, pero no se perciben estructuras de habitaciones. Alrededor de la base del picacho se conservan los restos de una fuerte muralla de piedra y una torre cuadrada también de piedra, que cerraban desde el lado sur el acceso al recinto, situado hacia el norte. Así mismo, a unos 50 metros al oeste del picacho se encuentra lo que hemos dado en llamar “el dolmen”, que es una estructura de tres rocas planas situadas en forma de mesa de unos 2 metros de altura, sobre la que hay opiniones de si es obra realizada por el hombre o formación natural, lo que cambiaría profundamente la explicación del lugar. Quizás una solución intermedia lo explicaría, es decir, que fuera una formación natural utilizada por el hombre por su estructura. Pues aparte de su forma, su lugar de ubicación está en una altura sobre una inquietante vertiente recayente sobre el valle del río Magro, que discurre bajo unos imponentes cortados, y que en su lontananza visualiza los llanos de cultivo del Rebollar, bajo la Sierra de la Cárcama, ubicación de poblados del Bronce, ibéricos y romanos. Su visión panorámica parece dar un carácter mágico a la naturaleza. También se ve, en la bajada hacia el recinto, algo parecido a una ancha acequia o balsón en apariencia natural. Y en lo que queda de explanada en el interior del recinto, hacia el lado este, se conservan restos de muros de piedra de sillería que parece pertenecieron a estructuras de habitación. Y en un hueco debajo de la torre se encontraron allá por los años 50 restos de sílex.
Ahora comparamos con lo que dice Amparo Sánchez Moreno en “Santuarios Ibéricos en la Bastetania” en cuanto a santuarios rurales, lo cual hemos referido anteriormente (4) en el apartado “santuarios ibéricos extraurbanos”. Tendríamos elementos coincidentes con lo que nos explica esta autora y El Castillejo: “una balsa de rituales en lo más alto donde se harían las libaciones, una ladera pronunciada donde se extienden los trozos cerámicos, un asentamiento próximo y un entorno diferenciado rural”.
Balsa en lo alto del picacho del Castillejo (Requena).
D/ Santuarios urbanos
Enterramientos infantiles
Tenemos constancia, aunque pocos datos, de la aparición de enterramientos infantiles en dos de los poblados ibéricos de tamaño grande dentro de la comarca, en Los Villares (Caudete de las Fuentes) y en La Villa (Requena).
Sobre ello, el artículo "Sobre cierto tipo de enterramientos infantiles ibéricos", de Rafael Ramos Fernández nos habla de un enterramiento infantil en La Alcudia (Elche) que sitúa la urna sobre un altar, flanqueado por dos ánforas situadas simétricamente. Lo cual implicaría una utilización ritual, que justifica explicando el hábito entre hebreos, cartaginenses, griegos, romanos (hasta 95 a.C.) y otras civilizaciones, de sacrificar a sus primogénitos recién nacidos para satisfacer a sus dioses.
No hay pruebas fehacientes de que esto fuera así, pero justificaría la razón de porqué no hay más enterramientos en viviendas urbanas iberas que los infantiles. Por lo tanto quizás esta fuera una prueba de ritual urbano.
Fuera de esto, no conocemos más elementos rituales urbanos.
E/ Exvotos
No conocemos ningún exvoto, que no sea romano, aparecido en la comarca, por lo que da la impresión que este tipo de rito no fue usual aquí en la Edad del Hierro. Aún así, hemos oído de fuentes certeras sobre la aparición de un pequeño toro de bronce más allá de la Fuencaliente, del que conocemos ejemplos similares de otros lugares de España.
Parte III
SANTUARIOS Y OTROS LUGARES DE RITO IBEROS. MESETA DEL CABRIEL. Por Javier Jordá Sánchez
Lugares rituales y su localización en la Meseta del Cabriel.
Con los datos que hemos podido recopilar en los apartados anteriores, y a la espera de encontrar otros nuevos, más aclaradores, voy a intentar acercarme a algún tipo de conclusión.
Un aspecto que he intentado tener en cuenta es la información que puedan aportar los territorios limítrofes a la Meseta del Cabriel. Algo básico que deberíamos considerar sobre esto es la organización geográfica política que se dio en aquella época. Si bien los autores antiguos romanos, sobre todo Claudio Ptolomeo en su Geographia (S II d.C.) dicta una pertenencia de civitas hispanas romanas a unas estructuras similares a grandes regiones o agrupamientos de civitas habría que aclarar que en tiempos anteriores prerromanos e incluso en la primera romanización, la situación geográfica política estaba compuesta por ciudades-estado ibéricas, similares a las “polis” griegas o de otras civilizaciones de áreas limítrofes. Estas ciudades-estado tenían el tamaño aproximado de una comarca, y dentro existía una o varias ciudades medianas o grandes, rodeadas de oppidum a semejanza de pueblos-fortaleza con función de vigilancia de sus tierras y frontera, y lugares de industria y agrícolas. Y alrededor de estas ciudades-estado existían otros territorios de las mismas características. Entorno a la Meseta del Cabriel existían unas siete con gobierno propio. Cada una de ellas con identidad propia, influidas a su vez de aquellas con las que lindaban.
En el caso de la Meseta del Cabriel, si nos fijamos en lo que nos dice Claudio Ptolomeo, referente básico de la geografía de la antigüedad en Hispania, hacia su lado norte y noreste se extendían los pueblos de Edetania, hacia el noroeste los lobetanos, hacia el oeste los celtíberos, al sureste los contestanos y al sur, los bastitanos, entre los que estaría incluida. En total cinco congregaciones “regionales” la rodearían.
Mapa de las ciudades hispanas según las coordenadas de Claudio Ptolomeo (S II d.C.)
Es difícil adscribir el estado-ciudad ibérico de la Meseta del Cabriel a alguna de estas zonas según sus usos rituales similares, por la ya mencionada falta de de datos fiables. Aún así, entre la enumeración de estructuras de rito en la comarca, destacan por su número y su estudio las cuevas santuario. En total, entre las utilizadas durante la Edad del Hierro, y las que no hay certeza cronológica de esta época, pero sí de precedentes (Bronce o anterior), hemos contado 10 u 11 cuevas rituales. Casi todas son cuevas interiores y, en menos ocasiones, abrigos. En cuanto a las cuevas, cerca del río Cabriel tendríamos “Cueva Santa” (Mira) y “Cueva de La Plata” (Aliaguilla) al noroeste, “Cueva Santa” y “Cueva del Horno Ciego” (Villargordo del Cabriel) al oeste. Hacia el interior tendríamos la “Cueva del Molón” (Camporrobles), “Los Mancebones” (Estenas), “Cerro Hueco” (Campo Arcís), “Cueva de la Soterraña” (Rebollar), “Cueva de los Angelitos” (La Herrada, Requena), “Cueva de La Pedriza” (Villar de Olmos), “Cueva de La Cárcama” (Sierra del Tejo).
Mapa de santuarios en la Meseta del Cabriel. (Estrella = cuevas santuario, cuadrado = abrigo con escritura ibérica, rombo = posible santuario rural al aire libre, muñeco = enterramientos infantiles)
En el mapa de la comarca, sobre los iconos que representan la localización de las cuevas santuario, se podría trazar una línea que formaría un círculo paralelo a los límites exteriores del posible Estado ibérico que hubo en las tierras de la Meseta del Cabriel. Los lugares rituales estaban dentro de sus hipotéticas fronteras geográfico-políticas. Es decir, las fronteras.se unían también por el culto y los ritos.
Entre otros pueblos iberos limítrofes en Hispania, la abundancia de este tipo de cuevas se dio sobre todo en el arco mediterráneo, desde Cataluña hasta Murcia, hallándose también por el Bajo Aragón. Y aunque existen algunos ejemplos en el resto de Hispania, no son tan numerosos.
Otro detalle a comparar es la utilización de exvotos para rituales, hallados en gran cantidad en algunos lugares de la Hispania sudoriental. De momento no hay pruebas fehacientes de que en la Meseta del Cabriel se ejerciera este uso.
Tampoco se han encontrado pruebas de altares o monumentos funerarios en los que adorasen a héroes, gentilitates u otros. Estos son frecuentes desde los llanos de Albacete hacia el sur. Saltigi (Chinchilla de Montearagón) es el ejemplo más cercano a la Meseta del Cabriel, a unos 50 kilómetros. Se conocen hallazgos de este tipo en lugares como Balazote, Montealegre del Castillo en Albacete, Elche, Alicante, Villajoyosa en Alicante, Arjona, Huelma, Porcuna, Cástulo, en Jaén, y siguen en Córdoba, Sevilla y una amplia zona del sur de Hispania.
Los santuarios o sitios rituales urbanos que se dan a lo largo de gran parte de la Península Ibérica. Sería lógico que hubieran existido igualmente en la Meseta del Cabriel, pero apenas tenemos referencias arqueológicas. Aunque unos hallazgos nos dan idea de lo que pudo existir, dos enterramientos infantiles similares, en Los Villares (Caudete de las Fuentes) y La Villa (Requena), que quizás sean muestras de un ritual de sacrificios en lugares rituales urbanos, habituales entre las civilizaciones de aquellas épocas.
Enterramiento infantil ibero en vivienda, sobre un altar. La Alcudia (Elche) (10)
(10) "Sobre cierto tipo de enterramientos infantiles ibéricos", de Rafael Ramos Fernández.
Santuarios extra urbanos tampoco se conocen por falta de excavaciones.
Santuarios rurales, a falta de estudios de técnicos licenciados, me atrevo a proponer el ya nombrado anteriormente del Castillejo (Requena). Se sitúa sobre el curso del río Magro, en zona interna de la demarcación del Estado ibérico.
Rural también, sería el abrigo del Burgal (Siete Aguas), donde aparecen las paredes con escritos ibéricos, aunque la falta de información y visita del lugar, impide hacerse una idea de su función. Situado distante de poblados ibéricos conocidos, o bien se podría decir equidistante, da la impresión de ser un lugar común al que acudían las gentes de varias partes de los lindantes territorios ibéricos Quizás fuera, como en otros lugares parecidos ibéricos como Peñalba de Villastar (Teruel), un lugar geográfico de ritual y de nexo entre comunidades limítrofes próximas, pues la localización estaría entre cuatro estados ibéricos, uno de la comarca de los Serranos, otro de Liria-Sagunto, otro relacionado con el poblado de La Carencia (Turís) y otro la Meseta del Cabriel.
El abrigo del Burgal (Siete Aguas), representado por un cuadro rojo. Los círculos verdes son los grandes poblados ibéricos de la zona. Las áreas coloreadas son hipotéticas demarcaciones ibéricas que se corresponden con esas ciudades.
Otros santuarios, difícil de averiguar su ancestral existencia, serían los dedicados a las deidades naturales: bosques, ríos, montañas, quebradas…Tan sólo podemos tener algún punto de referencia fuera de cronología, y sin datos históricos, como son las pinturas rupestres, de adscripción neolítica, por sus representaciones. Aunque podríamos aventurarnos a ligarlas también a otras épocas, puesto que se dieron también en la Edad del Hierro. Aparecen en barrancos y quebradas como el de la “Hoz de Vicente” junto al río Cabriel o la rambla de “Los Morenos” (Requena) o el barranco de “Las Clochas” (Gestalgar) o en un abrigo del poblado ibérico de “La Mazorra” (Utiel).
Las “cazoletas”, o “agujeros” perforados en la piedra, se localizan en zonas internas, sobre rocas en lugares no muy altos, pero con amplias vistas hacia zonas agrícolas. En La Muela de Arriba están a las afueras de la población, y en la Alcantarilla, no muy lejos de zonas pobladas.
Conclusiones. La religión y los ritos ibéricos en la Meseta del Cabriel
Por la cantidad de sitios donde ejercer la ritualidad, da la impresión de haber tenido una religión abierta a la población general. Numerosos santuarios fuera de las zonas urbanas y de los poblados fortificados. No se han encontrado monumentos funerarios pertenecientes a élites que fueran objetos de devoción, y sí necrópolis de guerreros o caballeros enterrados con sus pertrechos en sencillas tumbas excavadas en la tierra. Tampoco se han encontrado exvotos que indiquen la peregrinación a un importante santuario.
El cambio de la religiosidad o ritual del Neolítico, quizás representada en los abrigos con pinturas rupestres y dirigida hacia deidades de la naturaleza y familiares, ya empezó a utilizar las cuevas como elementos de culto. Hacia la Edad del Bronce se desarrolló una cultura urbana, en la que pudieron darse nuevos elementos rituales, aunque se siguieron utilizando las cuevas santuario. El paso a la Edad del Hierro o ibérica, tuvo una continuidad en elementos de culto, con las cuevas, santuarios rurales y/o naturales, y además, imaginamos que también nuevos cultos urbanos. Y a lo largo de la Edad del Hierro se dio una evolución en la incorporación de cultos importados de otras civilizaciones que se adaptaron a las ya existentes, como el templete ibero romano que hubo en El Ardal (El Pontón), del que se conservó una diosa Minerva de Bronce.
Minerva del Ardal (El Pontón)
La religión y los ritos debieron unir al conjunto de pobladores de la demarcación ibérica de la Meseta del Cabriel. En civilizaciones como la griega existía la anfictionía, que era una liga religiosa que agrupaba 12 pueblos (no ciudades), casi todos de la Grecia central, y tenía sus reuniones en el santuario de Deméter. Esto nos indicaría una especie de unificación religiosa y política por territorios, en los que tendrían unos ritos comunes que les uniría en lazos ancestrales.
Puede que en esto tengan algo que ver las separaciones culturales en cuanto a rituales. Así, encontraríamos al sur del Júcar la utilización de monumentos funerarios rituales, y de Despeñaperros grandes abrigos santuario con ofrendas de exvotos, hacia la Sierra de Gredos las esculturas de verracos y altares urbanos. En cambio la utilización de las cuevas santuario no se da tras el río Cabriel, ni hacia el oeste, ni hacia el sur, tampoco se tienen referencias de éstas al norte del río Turia, pero si se dan desde la costa mediterránea norte de España hasta Murcia. Pero teniendo en cuenta que desde Alicante hacia el sur empiezan a darse monumentos funerarios, las zonas a las que se asemejaría la Meseta del Cabriel en ritos ibéricos comprendería la provincias de Valencia y Castellón, el sur de la provincia de Teruel y la parte costera de la región catalana.
Entorno a la comarca de la Meseta del Cabriel, la disposición de las cuevas santuario, y el resto de elementos rituales, dan una continuidad en la similitud de estos, desde el margen izquierdo del río Cabriel hasta las estribaciones montañosas de Las Cabrillas, y hasta el margen derecho del río Turia.
En definitiva
Se perfila claramente una continuidad cronológica en la utilización de elementos de culto y rituales en la Meseta del Cabriel. Algunos de sus santuarios son utilizados quizás desde el Neolítico final, época en la que hubo enterramientos en esas cuevas, que se pudieron repetir con posterioridad. Pudieron ser allí enterrados unos significantes antepasados, que concedieron un aire de espiritualidad, que implicaría un respeto o un culto hacia los ancestros familiares. Quizás esa espiritualidad perduró intuitivamente, hasta bien infiltrada Roma en Hispania. Amplia variabilidad de deidades cubría las necesidades religiosas de los hispanos de estas tierras, deidades que podían ser propias, pero siendo habitual que fueran parecidas o similares o las mismas que las de las otras civilizaciones, bien próximas, bien de confines lejanos. Por donde se averigüe había deidades familiares y del hogar, de la naturaleza y agrícolas, deidades de más allá de los cielos y de las profundidades, deidades ligadas a los animales, deidades bélicas y fraternales, deidades de la vida cotidiana, deidades fantásticas. A lo largo de decenas de siglos, todas ellas pasaron por las mentes de estos usuarios de rituales, y configuraron una estructura común uso de cultos y rituales que perduró desde antiquísimos ancestros e intercambiaron elementos rituales aportados desde los cuatro puntos cardinales a lo largo de los tiempos. Un ejemplo son las cerámicas áticas encontradas hace ya bastantes años en la cueva santuario ibérica de Cerro Hueco (Campo Arcís), y que podemos ver en fotografías de los años 70.
Cerámica ática encontrada en Cerro Hueco por los fundadores del Museo Arqueológico de Requena. (Foto del Catálogo Guía del Museo Arqueológico de Requena, J. Aparicio y F. Latorre, 1977)
En definitiva, los santuarios rituales y de culto que hemos descrito, se localizan entre los cursos de los ríos Cabriel y Turia, y el desnivel mesetario de las Cabrillas, es decir, aproximándose a lo que fue el antiguo Alfoz de Requena. Se da una uniformidad en sus características que parece implicar una unión en la ritualidad prerromana, en un territorio uniforme que quizás comprendería un común Estado ibérico. En este caso un Estado ibérico con una religiosidad común, que uniría a los numerosos poblados y ciudades ibéricas que lo comprendían, entre las que hubo por lo menos tres de importancia. Los Villares (Caudete de las Fuentes), La Villa (Requena) y Muela de arriba (Casas de Cuadra, Requena).
Lo cual, como explicaría un insigne amigo mío, “se parece a una anfictionía”.
Artículo firmado por:
Javier Jordá Sánchez.