Edeta-Sagunto, nuestros vecinos y enemigos iberos del Levante. Por Javier Jordá Sánchez.

16.10.2017 22:49

Edeta-Sagunto, nuestros vecinos y enemigos iberos del Levante.

  Una tierra fértil y rica ocupaba el territorio ibérico al noreste de la Tierra del Cabriel y el Magro en época ibérica. Dos conocidas ciudades de la antigüedad ocupaban un espacio casi común antes de la llegada de los cartaginenses y romanos, Edeta y Saguntum-Arse.

Edeta

  Edeta es conocida por su identificación geográfica de las fuentes geográficas del primer y segundo siglo después de Cristo. Claudio Ptolomeo la ubica en unas coordenadas lo más al sur de las ciudades a las que el apellidaba de los edetani, por ser la que estaba más lejos de Roma, es decir, la “caput” (cabeza en latín).

  No aparece ni en el Itinerarium Gaditanum, ni el Itinerarium Antonini que son las otras dos fuentes geográficas y toponímicas de época romana.

  Tampoco acuñó moneda ni con epígrafe ibérico ni con latino., ni aparece en estelas u otros soportes ibéricos o romanos.

  La única referencia próxima a su toponimia es la que hacen las Fontes Historiae romanas, como Tito Livio, a un régulo llamado Edecón, del que no dice de dónde procede. En todo caso podría ser que, o bien éste tomase el nombre de su ciudad, o bien su ciudad tomase el nombre de su líder.

  Así pues, las referencias históricas que tenemos de Edeta (a no ser que se me escapen datos) se restringen a la información de la Geographia de Claudio Ptolomeo del S II d.C.

Edeta (Liria)

Sagunto

  A 30 kilómetros de Edeta (27 en línea recta) hacia el Este, a 6 kilómetros de la costa, se situaba la ciudad de Saguntum.

  Saguntum aparece reflejada en la mayoría de las Fuentes Antiguas escritas relacionadas con Hispania. La relevancia que tuvo para la historia de aquella época hizo que apareciese nombrada en autores clásicos como Polibio, Tito Livio, Cayo Julio César (anónimo), Apiano, Estrabón, Pomponio Mela, Bellum Hispaniense (anónimo), desde el s II a. C. hasta el s II d.C. También aparece en la relaciones geográficas de Claudio Ptolomeo, Itinerario de Antonino e Itinerario Gaditano del S II d.C.

  También acuñó moneda durante largo tiempo, al parecer emitió dracmas desde su ciudad indígena ibera con el epígrafe de Arsgitar, continuó emitiendo ases ibero-romanos con los epígrafes de Arse (ibérico) y Saguntum (latín).

  La fama de Sagunto en el mundo antiguo le vino prioritariamente por su participación involuntaria en el inicio de la 2ª Guerra Púnica, entre Carthago y Roma. Sagunto fue una ciudad amiga de los griegos, y posteriormente aliada de Roma. Tras la 1ª Guerra Púnica, perdida por los cartaginenses, las dos potencias se repartieron su influencia en Hispania de manera que Roma se apropió de la Hispania más acá del Ebro (norte) y Carthago, la de más allá de este río (sur). Con una excepción, Sagunto, antigua aliada, que sería la única ciudad más allá del Ebro que seguiría estando bajo la influencia romana. En el año 218 a.C. Sagunto fue sitiada y conquistada por Hannibal, general del ejército cartaginense, con la excusa de que mantenía litigios con sus vecinos los “turbuletes” (Apiano), pertenecientes a una “ciudad-estado” ibera protegida por los púnicos. Los romanos, tras la agresión a Sagunto, declararon la guerra a Cartagho, que era el motivo que buscaba Hannibal para que el Senado de su ciudad aprobase una nueva guerra contra Roma.

  Sagunto fue conquistada ese año, y sus pobladores vendidos como esclavos. La 2ª Guerra Púnica en Hispania duró trece años, y los pueblos hispanos de la franja mediterránea participaron en ella de manera irregular, pero implicada. Posteriormente, en el año 215 a.C., los romanos recuperaron Sagunto para sus habitantes, y a sus vecinos “turdetanos” los sometieron, los vendieron como esclavos y arrasaron su ciudad. Pero se volvieron las tornas tiempo después, y los romanos tuvieron que retirarse de Sagunto, lo cual aprovecharon sus vecinos, los túrdulos, para por sí solos volver a destruir Sagunto. Y ya en 205 a.C., los romanos reconquistaron Sagunto definitivamente, y arrasaron la ciudad de sus vecinos de Turdetania para que no tuviesen nunca más temor a ellos.

  Sagunto fue tan relevante para Roma que sus senadores fueron recibidos con honores en Roma al acabarse la 2ª Guerra Púnica en Hispania. Los restos arqueológicos de época romana en Sagunto son tan importantes que demuestran la relevancia que tuvo esta ciudad para sus aliados de Roma. Tuvo teatro, anfiteatro, circo, puerto y todo el resto de elementos urbanísticos de una gran ciudad romana.

Saguntum romano

  Sagunto y Edeta

   Dos ciudades vecinas, bastante nombradas entre los historiadores de hoy, Edeta y Sagunto, tuvieron lazos comunes, pero relevancias distintas. Edeta, situada en el cerro de Tosal de San Miguel, a 500 metros de la ciudad de Liria, pervivió desde el S V a.C. hasta quizás las Guerras Sertorianas, hacia 76 a.C., cuando al parecer fue destruida. (aunque siempre queda la duda cronológica). Posteriormente, la ciudad fue trasladada a la actual Liria, ya con la distribución de una urbe romana. Fue una ciudad mediana, que no dispuso, que sepamos, de grandes edificios públicos como teatro, anfiteatro, circo.

  El desarrollo de Sagunto fue distinto. Al parecer, como otras ciudades hispanas de su tiempo en la costa, debió sostener dos poblaciones paralelas, la indígena llamada Arse, y otra fundada por colonizadores griegos, quizás llamada Zakhyntos. La ciudad colonia se convirtió en un lugar de relevancia comercial de la costa Hispana, y a la cual Roma dio tanta importancia que el pacto de paz tras la 1ª Guerra Púnica sólo se firmó bajo la condición de que Sagunto tuviese el privilegio de seguir siendo su aliada. Tras la invasión romana de Hispania, Sagunto se convirtió en una gran ciudad romana.

  Centrándonos en la época ibérica, no puedo permitirme el lujo de no preguntarme qué tipo de relación tenían dos ciudades ibéricas e ibero-romanas situadas a una distancia tan corta entre ambas, unos 30 kilómetros, una jornada de viaje a pie.

  Al parecer la urbe de Sagunto fue una dípolis, compuesta de una ciudad ibérica más antigua llamada Arse (Arsgitar) y una nueva fundación griega, Sagunto (Zakhyntos). Entonces, esta urbe proviene de esta ciudad previa ibérica más antigua, y que antes de la colonización debería tener un estatus distinto previo. Esta ciudad, Arse, pudo haber sido la principal de una ciudad-estado similar a sus vecinas, que controlara su territorio, o quizás no.

  La ciudad de Edeta, situada en tierras del interior, no tuvo la complejidad de su vecina Sagunto. Tuvo el desarrollo de una ciudad grande ibérica, similar por ejemplo a la de Los Villares (Caudete de las Fuentes), desarrollándose a partir del S VI-V a. C. y desapareciendo en el S I a.C., por razones similares, destrucción y desplazamiento de sus habitantes a una ciudad cercana.

  El que Arse acuñara monedas con epígrafe ibérico en el S I a.C. (a la par que hizo su gemela Saguntum en epígrafe latino), y que Edeta no acuñase, nos debe dar qué pensar. ¿Acaso una de las ciudades era más importante? Puede ser, pero depende de cuándo y de qué manera. Podría ser que ambas ciudades fuesen las principales de sendas ciudades- estado vecinas, con similar potencial. El resultado sería dos territorios de un tamaño la mitad que los de sus vecinos ibéricos, y con dos capitales territoriales muy próximas.

  Podríamos intentar identificar algún tipo de límite como ocurre en otros territorios ibéricos vecinos, en algunos casos los geográficos, como los ríos Turia, Cabriel y Júcar. O bien desniveles o montes como Las Cabrillas, Sierra de Javalambre, Sierra Calderona, Sierra Martés, Muela de Cortes. Aunque en otros lugares la diferenciación no es tan perceptible, como es el caso de las tierras llanas entre los territorios de Edeta (Liria) y Menlaria (La Carencia, Turís). También sería posible identificar separaciones mediante la observación de líneas de poblados medianos fortificados en altura, poblados atalaya, o torres de vigilancia iberos.

  Fijándonos en estos aspectos podemos observar que entre los territorios de Edeta (Liria) y Xelin (La Yesa), existen numerosas atalayas de defensa o vigilancia iberas, y también se conocen varios entre Saguntum-Edeta (Sagunto y Liria) y Etobesa (Segorbe). Orografía que puede indicar elementos diferenciadores tendríamos, entre las primeras a la Sierra de Javalambre, y entre las segundas, a la Sierra Calderona. Ahora bien, entre Saguntum y Edeta no hay elementos orográficos relevantes diferenciadores, y tampoco conocemos atalayas o elementos defensivos iberos en nuestro conocimiento. Podríamos intuir que no hubiese existido evidente separación, diferenciación o equidistancia entre ambas. Con lo cual podríamos asignar una interrelación probable entre ambas ciudades ibero-romanas, es decir, que quizás no existiese una separación entre ellas en dos ciudades-estado diferentes, sino que tuviesen una bipolaridad transitoria, de modo que compartiesen territorio de una manera que sólo podemos suponer. Lo cierto es que esta bipolaridad transitoria se puede observar en otras ciudades-estado ibero-romanas, como Los Villares (Caudete de las Fuentes) y La Villa (Requena), en las que quizás Los Villares fue la ciudad principal desde el S v al I a.C., y La Villa antes y después. Podría ser una relación temporal y causal diferente, aunque relacionada, pues Edeta siempre fue una ciudad ibera “indígena”, y Saguntum tuvo su ciudad ibera pura (Arse), pero a su vez tuvo su ciudad “intercomercial” relacionada con pueblos del mediterráneo como los griegos, fenicios y romanos.

  De esta forma podríamos dar pie a dos posibilidades de organización política de estas dos ciudades, 1/ que cada una tuviese su propio territorio, y que estos no fuesen muy extensos, 2/ que las dos ciudades formasen parte de una unidad territorial, en la que hubo dos ciudades relevantes.

Qué relaciones tenían con sus vecinos

  Como fue habitual en época ibera, se distribuían los territorios en ciudades-estado, y las relaciones con los vecinos conllevaban el comercio, religiosidad, intercambio cultural y político. Ya hemos hablado otras veces de que los santuarios rituales se situaban a frecuentemente entre los límites territoriales, y era allí donde coincidían las gentilidades de vecindades para tratar de temas comunes y llevar a cabo ritos comunes.

  Ahora bien, las malas relaciones entre vecinos también se dieron. Y ese el caso que se nos cuenta en las fuentes históricas romanas, como en tito Livio, donde se habla de los litigios de los saguntinos con sus vecinos turdetanos. Quizás estas desavenencias tuvieran que ver con el cambio de proceder de la parte de la ciudad de Sagunto formada por los nuevos colonizadores, sobre todo griegos, o posteriormente romanos. Quizás esto hizo que las incursiones en estos territorios vecinos instigando a sus ganados y huertas, o a sus otros aspectos económicos.

  Al hablar de los litigios con sus vecinos, las fuentes históricas no hablan de Etobesa, ni de Edeta, ni de Menlaria, sino que hablan de, sobre todo, los turbuletes (Apiano) o turdetani (Tito Livio). Así mismo, un elemento diferenciador se produjo al acabar la 1ª Guerra Púnica, pues, como hemos mencionado, la única ciudad por debajo del Ebro que quedó como aliada de Roma, al contrario que sus vecinas que lo fueron de Carthago, fue Saguntum. Efectivamente esto las diferencia, pero dentro de esta separación me pregunto si no entraría en estos límites la parte correspondiente a Edeta, pues queda en las fuentes históricas como en un “limbo” literario.

  Apiano de Alejandría, S II d.C., nombra estos problemas entre vecinos: "Y presumiendo que sería un inicio brillante el cruzar el Ebro, convenció a los turbuletes, que eran vecinos de los de Sagunto, a quejarse ante él de estos últimos sobre la base de que hacían incursiones contra su territorio y les causaban muchos ultrajes”, refiriéndose a poco antes del comienzo de la 2ª Guerra Púnica (218 a.C.). Así que podríamos entender que hacían razias entre ambos, saguntinos y turbuletes, mientras que las ciudades-estado iberas fueron independientes.

  Durante la 2ª Guerra Púnica estas rencillas entre vecinos se intensifican. Primero Hannibal asedia Sagunto, ayudado por sus aliados iberos, la arrasa y hace que los saguntinos devuelvan lo robado a los turdetanos. Tito Livio, lo cuenta casi al detalle: en (21,12) “…El ejército fue llevado enseguida al asalto de la ciudadela; dio comienzo un desesperado combate, con grandes pérdidas por ambas partes, y se capturó una porción de la ciudadela. Se hicieron luego intentos por conseguir la paz, aunque con muy pocas esperanzas de éxito. Dos hombres se encargaron de la misión, Alcón, un saguntino, y Alorco, un hispano. Alcón, pensando que sus ruegos pudieran tener algún efecto, cruzó hacia donde estaba Hanníbal por la noche, sin el conocimiento de los saguntinos. Cuando vio que no iba a conseguir nada con sus lágrimas y que las condiciones ofrecidas eran duras y severas, como las de un vencedor exasperado por la resistencia, abandonó el papel de suplicante y desertó al enemigo, alegando que cualquiera que presentase a los sitiados aquellos términos encontraría la muerte. Se pedía que devolvieran los bienes de los turdetanos y que entregaran todo el oro y la plata saliendo de la ciudad con sólo las ropas morando allí en donde los púnicos les ordenaran”

  Con unos años de combate en Hispania durante la 2ª guerra púnica, tras las batallas de Munda y Auringis, los romanos, estando Cneo Escipión a la cabeza, habían derrotado severamente al ejército cartaginense y a sus aliados hispanos. Y a partir de esto, nos dice Tito Livio : (24,42) en 214 a.C.) ”…Como las cosas marchaban tan bien en Hispania, los romanos, finalmente, empezaron a sentirse avergonzados por haber dejado a Sagunto, la causa principal de la guerra, en manos enemigas durante casi 8 años (no debieron ser más de 4 o 5 años). Así, después de expulsar a la guarnición cartaginesa, recuperaron la ciudad y se la devolvieron a aquellos de sus antiguos habitantes que se habían salvado de la guerra. Y los turdetanos, quienes pactaron la guerra con los cartagineses, fueron reducidos por la autoridad, se vendieron como esclavos y su ciudad fue destruida…” Después de haber hecho una buena campaña en Hispania, los romanos al mando de los hermanos Escipión, y gracias a ello haber reconquistado Sagunto, y con ello devastado a los turdetanos; los cartaginenses vuelven a vencer batallas, hasta el punto de caer en batalla los dos hermanos Escipión, Publio y Cneo (211 a.C.). De tal manera perdieron que tuvo que retirarse lo que quedó del ejército romano hasta un campamento de empalizada al norte del Ebro, todo lo demás fue perdido. Como consecuencia, tanto Sagunto como sus vecinos turdetanos volvieron a manos cartaginesas, con lo cual se volvieron las tornas, siendo castigados los saguntinos y apoyados los turdetanos, sus vecinos y disputantes (211 a. C.)

  Y continúa el relato de la delegación de Sagunto en Tito Livio (28,39) en (206 a.C.): “…Y justo cuando habíamos perdido toda esperanza, enviasteis de repente a Publio Escipión, al que contemplamos hoy aquí, nosotros, los más afortunados de los saguntinos. Llevaremos de vuelta a nuestro pueblo la noticia de que hemos visto, como vuestro cónsul electo, al único hombre en quien depositamos todas nuestras esperanzas de auxilio y salvación. Por él ha sido tomada ciudad tras ciudad a vuestros enemigos en toda Hispania, y en cada caso separó a los saguntinos de la masa de prisioneros y los devolvió a casa. Por último, Turdetania, hasta tal punto hostiles a nosotros que aquella gente no podía mantenerse intacta, Sagunto no podía, fue devastada por la guerra para que sólo nosotros, sino – lejos de la palabra odio – ni siquiera nuestros descendientes tuvieron temor, se decidió que la ciudad fuera destruida en gratificación a Sagunto, destruida por Hannibal; fueron tomadas como tributo sus tierras, lo cual no es para nosotros fruto tan placentero como la venganza.” Así pues, hasta el final de la 2ª Guerra Púnica en Hispania, y su consecuente asentamiento de la República de Roma en estas tierras, las fuentes históricas nos cuentan los terribles litigios que se dieron entre ambas ciudades-estado vecinas, los saguntinos y los turdetanos, hasta el punto que en cuanto tuvieron disposición, se aniquilaron mutuamente, llegando a rozar el odio ancestral entre ambas. Cronológicamente, Sagunto fue destruida en 218 a.C. y en 211 a.C., y la ciudad de los turdetanos lo fue en 214 a.C., y en 206 a.C. Así da gozo tener vecinos.

  En ninguno de los relatos de las fuentes históricas de estos acontecimientos aparece el oppidum de Edeta, por lo tanto no podemos aseverar la función que tuvo en toda esta historia saguntina. Si bien, no se puede obviar que existía una cercanía entre ambas (27 kms) que obliga a pensar que debió estar implicada. Podría haber sido neutral entre ambas posiciones, o ser aliada de menor rango de los litigantes y haber sufrido sus mismos desmanes bélicos, o bien haber formado parte de una misma ciudad-estado en el territorio de Arse-Saguntum. El caso es que, en estos quehaceres, no tuvo relevancia para los historiadores romanos.

Otros vecinos no nombrados

  A similar distancia de Saguntum, hacia el noreste sitúa Claudio Ptolomeo la ciudad de Etobesa, quizás situada en la actual ciudad de Segorbe, pues es el único lugar de su entorno donde se encuentran restos de una ciudad ibérica y romana, aunque desaparecidos bajo las construcciones actuales. Nos resulta chocante que su denominación tenga raíces similares a las de Edeta, pues como todos sabemos, “t” y “d” como sonidos del signario ibero, son iguales, cambiando probablemente de d a t con su latinización. Con excesivo ánimo de especular, podría ser que ambas ciudades tuviesen algo que ver con el famoso régulo Edecón del que habla Tito Livio: [27,17] “Publio Escipión había pasado todo el invierno ocupado en la conquista de diversas tribus hispanas, bien mediante sobornos, bien mediante la devolución de sus compatriotas que habían sido tomados como rehenes o prisioneros. Al comienzo del verano Edecón, un jefe hispano famoso, vino a visitarle. Su esposa e hijos estaban en manos de los romanos; pero aquella no era la única razón por la que venía, también le influyó el aparente cambio de sentir que se produjo en toda Hispania en favor de Roma y contra Cartago”. Pero en realidad no cita la ciudad de procedencia de este personaje ibero, así que es pura especulación la relación con Edeta o Etobesa. Ahora bien, parece claro, por las distancias, una relación equiparable de Edeta y de Etobesa, con Saguntum.

  Al sur de Edeta, a 28 Kms en línea recta se situaría el oppidum de Menlaria (La Carencia, Turís), una urbe ibera que sobrevivió hasta era romana. Separada de Saguntum unos 50 kms, su relación con ésta parece ya más lejana.

La relación entre dos ciudades-estado iberas en litigio

  En la actualidad las diferencias entre las comarcas de la de la Tierra del Cabriel y el Magro, y del Campo de Murviedro y del Turia, son fácilmente perceptibles a simple vista: el espíritu meseteño castellano de unos, y el costero levantino de los otros, el carácter recio y seco de interior, contra el carácter voluble y comercial de exterior.

  Aquellos iberos debieron tener similares diferencias características a las de hoy en día. Orografía que les separaba, hábitos distintos, culturas parecidas pero con influencias diversas, intereses políticos y económicos contrarios, pero con numerosos elementos comunes que les asemejaban, como tradiciones, arte, ritos, escritura, etc..

  Es curiosa la acepción en 218 a.C. de los del Cabriel a los cartaginenses, y de los saguntinos a los romanos, y su anterior disponibilidad a los litigios entre ellos. Sin embargo, se palpa la buena relación de los del Cabriel con sus vecinos celtíberos del norte, y las evidentes relaciones comerciales con sus vecinos del sur, acordándonos del ejemplo de Aras (Cerro Meca, Ayora).

  Se percibe arqueológicamente que entre los territorios de Edeta (Liria), Xelin (La Yesa) y de Los Villares (Caudete de las Fuentes), existen numerosos yacimientos defensivos o de control en altura, lo cual evidencia la desconfianza entre ellos. Aunque no debemos considerar que tuviesen siempre malas relaciones, también debieron tener contactos positivos de carácter variado, la historia es cambiante.

  Conclusiones

  Rodeando el territorio de la ciudad-estado de Los Villares (Caudete de las Fuentes), hubo otras de similar factura fronterizas. El territorio situado al noreste fue regido por una o dos ciudades, Edeta (Liria) y/o Arse/ Saguntum (Sagunto), ante lo cual no nos atrevemos a aseverar alguna opción. Si sabemos, que al contrario que los otros territorios de las ciudades-estado que rodean a Los Villares, entre ambos hubo unas relaciones no siempre benévolas, y en algún momento trágicas.

Distribución de ciudades-estado iberas en la zona. Círculos verdes: poblaciones mayores. Círculos rojos grandes: poblados medios. Círculos rojos pequeños: poblados menores. Triángulos rojos: atalayas. Cuadrado rojo: abrigo ritual.

Autor: Javier Jordá Sánchez

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