LA VILLA DE REQUENA, UNA CIUDAD ROMANA, Javier Jordá Sánchez

01.11.2016 20:10

LA VILLA DE REQUENA, UNA CIUDAD ROMANA. (parte 1ª)

1/ ¿Qué es una urbs?

El mundo de las urbs romanas en Hispania es amplio y variado, resumirlo es arriesgado e intrincado, pero necesario para sacar conclusiones. Habrá que restringirse a unos pocos puntos comunes para realizar este trabajo. Urbs se refiere al espacio construido o conjunto de edificios, calles e infraestructuras. Incluye la “civitas”, que serían los ciudadanos que viven en ella. Reúne en sus límites un recinto sagrado, el “pomerium”, que la diferencia del “oppidum”, que es una simple ciudad fortificada, desprovista de las prerrogativas religiosas y políticas de la urbs. El recinto se originaba a partir de la fundación del centro, acompañada por ceremonias religiosas con las que se trazaba un surco sagrado, el “pomerium”, en torno al cual se erigían las murallas, delimitando así un área interna destinada a la vida civil y un área externa, destinada a funciones militares. La parte sacralizada de la urbs era asignada como espacio para funciones religiosas, políticas y de vivienda. En el sistema de ciudades latinas, las urbs eran ciudades-estado con funciones políticas y religiosas en torno a las cuales giraban los oppida. Las ciudades poseían diferente categoría jurídica; así las colonias y municipios romanos estaban libres de cargas tributarias, las ciudades de derecho latino se encontraban en un escalafón inferior, por debajo de éstas estaban las ciudades peregrinae que carecen de privilegios jurídicos para sus habitantes. En el último lugar se encontraban las stipendiare que estaban obligadas a pagar un tributo a Roma, así como a aportar soldados al ejército.

2/ Urbs ibero-romanas en la Meseta del Cabriel

Nos quedan señales, rastros de lo que pudo haber, pero no disponemos de la mayoría de los datos que los arqueólogos han estudiado en los lugares que nos interesan para este artículo. El único lugar que da este tipo de señales, de ser un recinto poblacional en época romanizada, es La Villa (Requena). Ejemplos de ellas son las numerosas monedas romanas e ibero-romanas encontradas en las calles de tierra en toda su área hasta los años 50-60. También la reutilización de estelas romanas en las nuevas construcciones islámico-medievales, tras haber sido despojada la ciudad anterior. Encontramos varias en las bases de las torres de la alcazaba, una de ellas colocada frontalmente, muestra un epitafio en latín. O las piedras de sillería de una posible torre romana en la Torre del Cristo (Ermita del Cristo). O las excavaciones arqueológicas en el Castillo. O los restos arqueológicos de época romana imperial de las excavaciones de San Nicolás (bajo el altar y la sacristía). O los abundantes restos de cerámica romana en la Cuesta de las Carnicerías. La posibilidad material de la existencia de un oppidum o urbs romano en La Villa (Requena) se basa en pruebas como éstas. Hay que preguntarse si existió allí un modelo similar a otros a lo ancho y largo de aquella Hispania, o bien no se corresponde con ninguno de aquellos. Conocemos la existencia de cientos de estas urbs hispano-romanas, nombradas en las Fuentes Históricas, y conocemos multitudes de yacimientos arqueológicos romanos en Hispania que se corresponden a muchas de ellas. Por lo tanto disponemos de extensa información que nos ayuda a ubicar y explicitar las ciudades de la Hispania romana. Observándolas, se puede llegar a concluir que, a pesar de disponer de elementos urbanos comunes a la mayoría de ellas, su estructuración fue muy diversa, o bien diríamos diferente.

3/ Modelo de una ciudad romana

El diseño urbano de las ciudades romanas sigue unas pautas necesarias para el correcto funcionamiento de los servicios públicos y militares. Básicamente, la ciudad romana está compuesta por una serie de módulos iguales, distribuidos ordenadamente -paralelos y equidistantes- y separados por calles. Entre todos forman un conjunto de diseño rectangular que está rodeado por una muralla perimetral con torres de vigilancia. Todas las calles son iguales, excepto dos: la que va del norte a al sur -kardo maximus- y la que va del este al oeste -decumanus-, que son más anchas y que terminan en las únicas cuatro puertas que tiene la muralla. En el cruce de estas dos calles se ubican el foro de la ciudad y el mercado. Con estos módulos se diseñan los edificios públicos, el anfiteatro -dos módulos de largo y uno y medio de ancho-, el teatro -un módulo-, el mercado -un módulo-, el conjunto del foro -dos módulos-, etc. Dentro de las ciudades, los tipos de vivienda se dividían en: casa, domus, insula y villa. También existieron las casae o viviendas de esclavos y clases bajas, que por sus precarios sistemas de construcción, hoy han desaparecido. Además aparecieron grandes edificios comunitarios como las basílicas, las termas y los importantes conjuntos socio culturales y religiosos llamados foros.

4/ Señales de urbs romana en La Villa (Requena)

a/ Columnas romanas

Encontramos visibles los restos de una columna incrustada en una casa en la calle Cárcel del Barrio de La Villa (Requena). Se encuentra del revés, la base está en la parte de arriba. Hemos recogido opiniones diversas de expertos, unos nos aseguran que es de origen romano y otros que su origen es de una plaza porticada que existió junto a la Casa del Concejo. Intentaremos investigarlos mediante comparativas. Hace dos años, después de un desfonde en la villa romana de Los Tunos (Calderón, Requena), encontramos una base de columna romana que se asemeja mucho a la de La Villa.

 

Al igual que en otras urbs romanas, estas columnas debieron ser reutilizadas en época visigoda y medieval. Casos similares de basamentos de columnas romanas se dan por ejemplo en Tolmo de Minateda (Hellín), urbs romana y visigoda, de la que se dice que fue Ilinum, o bien Asso. En esta ciudad se están sacando restos en su mayoría visigodos, y podemos observar de ellos una importante basílica, en la que aparecen columnas con el mismo tipo de basamento que la de La Villa (Requena).

Columnas de la basílica de Tolmo de Minateda.

Podemos encontrar este tipo de basamento de columna en la urbs romana de Numantia (Garray, Soria). En el caso de la foto, esas columnas sujetaban el pórtico de una casa. Aunque, también podemos ver este tipo de columna en elementos medievales, como en la plaza porticada de Villalpando (Za). No sabría decidir por mi mismo a qué época corresponde la columna de la calle Cárcel, en La Villa. Mejor se lo dejaremos a los expertos.

Columnas romanas de Numantia (Soria)

Columnas medievales o góticas o renacentistas, de la plaza porticada de Villalpando (Zamora)

b/ Lápidas romanas

Que sepamos, hay una incrustada en la base de la torre este del Castillo de Requena, pues su epitafio ha quedado a la vista, aunque da la impresión de que otras lápidas también fueron utilizadas para esta construcción, pero puede que estén colocadas con la cara escrita no visible.

Lápida funeraria escrita en latín reutilizada en la torre medieval del Castillo de Requena.

c/ Restos de piezas domésticas romanas

Las fuentes arqueológicas nombran estructuras de uso y habitación romanas. En las fotos encontramos pavimento romboidal y trozos de tégulas, pertenecientes a edificaciones romanas.

Recomposición de suelo a base de cerámica romboidal romana, en la plaza de la Fortaleza, La Villa (Requena)

Trozo de tégula romana aparecida en una obra en 2016, junto a la plaza del Árbol, La Villa.

Autor: Javier Jordá Sánchez

*(Continúa en la 2ªparte)

 

LA VILLA DE REQUENA, UNA CIUDAD ROMANA. (Parte 2ª)

5/ Fuentes arqueológicas sobre La Villa

Las únicas fuentes escritas que conocemos, a pesar de las numerosas excavaciones y movimientos de tierras realizadas en la superficie de La Villa, son las del arqueólogo de Utiel, José Manuel Martínez García, y sus colaboradores.

a/ En el informe de 2001 para la empresa que restauró el castillo de Requena, este arqueólogo expone: “Excavado totalmente el espacio intramuros durante los años 1991 a 2001, nos ha proporcionado una exacta visión de los diferentes asentamientos que se han producido en el mismo:

Un primer asentamiento se produce en la Edad del Bronce Final-1ª Edad del Hierro (siglos IX y VIII a.n.e.) como también sucede en otros puntos de La Villa ya excavados: Plaza del Castillo, que se sitúa a 20 m de la fortaleza, e iglesia de San Nicolás, en el extremo sur. De esta cultura, y al sureste del espacio que nos ocupa aparecieron estructuras de habitación y vertederos con abundantes cerámicas (fragmentos de recipientes con superficies bruñidas o espatuladas, decoradas con baño de grafito e incisiones geométricas, fabricados a mano), restos faunísticos, carbones y semillas.

Posteriormente y a una cota por encima de la anterior, nuevas estructuras de época ibérica antigua (S. VII-V a.C.), y cerámicas locales fabricadas a torno con decoraciones geométricas sencillas, pintadas de rojo vinoso o marrón, así como importaciones fenicias del mundo occidental peninsular.

De época ibérica plena (siglos IV y III a.n.e.) también aparecieron estratos y estructuras, con una serie de formas cerámicas profusamente decoradas.

En época romana se construyeron una serie de vertederos. De esta época se hallaron tanto cerámicas para usos comunes, de cocina o transporte, como de lujo, las denominadas sigillatas por poseer una marca o sigillum del alfarero que las fabricó y un brillante color rojizo.”

b/ El mismo arqueólogo, en su estudio “Iglesia de San Nicolás. Requena, la Plana de Utiel” del libro “Excavaciones Arqueológicas de Salvamento en la Comunidad Valenciana (1984-1988). Tomo 1. Intervenciones Urbanas”, cita los resultados de sus excavaciones arqueológicas.

Material cerámico:

Aparecieron 3.309 fragmentos, de los que un 74,13% corresponden a época bajo-medieval, estando presentes en todas las U.E. y aumentando en número a partir de 1003. La cerámica romana representa el 6,67% y la ibérica el 14,60%.......

La cerámica romana e ibérica, extraída en las tierras arcillosas de acarreo, presenta una buena muestra de comunes y finas, destacando dos piezas de terra Sigillata Hispánica, Drag 27 y 37, del siglo I d.C.

d/ En el libro “Los íberos en la Comarca de Requena-Utiel (Valencia) de Alberto J. Lorrio (ed.), Universidad de Alicante, encontramos una importante fuente de información.

En el artículo “Materiales de la primera Edad del Hierro en la Plaza del Castillo de La Villa de Requena (Valencia): un avance” de José Manuel Martínez García, Gontrán Cháfer Reig e Israel Espí Pérez, podemos leer interesantes datos de las excavaciones arqueológicas que desarrolló allí José Manuel Martínez García.

Dice: “Nivel V- De época imperial romana. Se hallaron tres aljibes con muro y pavimentos de opus signium, uno en la zona este, de grandes proporciones, al que se accedía por medio de una escalera de sillería, otro menor en la oeste, con la característica media caña en el encuentro de muros y pavimento. En ambos casos y a nivel de cimentación se encontraron sendas ánforas ibéricas que relacionamos con ritos de fundación. Un tercero se halló en la zona este, reutilizado posteriormente como canal y vertedero. Estructuras de habitación se localizaron en la zona norte con sucesivas remodelaciones y un momento final de abandono. Una característica, también común a todo el espacio, ha sido que las estructuras de época romana asientan directamente sobre las de la Primera Edad del Hierro e ibérico Antiguo.”

Dice “Nivel VI-Primera Edad del Hierro-Ibérico Antiguo. Se extiende por toda la zona excavada. Con respecto a las estructuras de este nivel parecen evidentes dos momentos:

-Correspondiente a la Primera Edad del Hierro, una gran habitación de planta rectangular con muros de mampostería sin carear y alojo de postes en el centro de la misma de los que se localizaron cuatro en el eje longitudinal. Así mismo, varios hogares circulares de arcilla, muy rubefactada, en cuya base y en todos los casos, aparecieron cerámicas del Bronce Final y cantos rodados. Debajo de un pavimento de tierra batida, se alojaba un enterramiento infantil en una urna y gran cantidad de cerámicas incisas, fragmentos de ánfora fenicia occidental y cuencos trípodes de posible filiación local.

-En una fase posterior, ya en época ibérica antigua, se compartimenta este espacio, se refuerzan los muros anteriores y se divide en dos por otro muro transversal, de mayor anchura. En el resto de la Plaza, aparecieron también una serie de estructuras, muy degradadas destruidas en parte por grandes fosas medievales, que podemos relacionar con este momento. El límite oeste de la excavación lo constituía un muro, quizás correspondiente a otra habitación, que se desarrollaría por debajo de las viviendas actuales, paralelo a la estructura rectangular por su lado oeste, que dejaba entre ambas un estrecho pasillo.

Estos dos niveles arqueológicos cubrían a la toba caliza del terreno en la zona este y a la arcilla pre-estéril en la oeste.”

6/ Áreas de urbs-oppidum hispano-romanas

Existen tipologías similares en la morfología de las urbs hispano-romanas.

Comparativa de la planta de La Villa (Requena) y Tolmo de Minateda (Hellín). Son dos elevaciones del terreno, llanas y de forma ovaloide, cuya superficie ronda las 6 hectáreas. Los dos recintos fueron habitados desde la Edad del Bronce, Edad del Hierro, la romana y la visigoda. La de Requena siguió habitada en época medieval, hasta la actualidad.

Comparativa entre La Villa (Requena), Tolmo de Minateda (Hellín), Basti (Baza) y Leónica (Forcall, CS)

Comparativa de La Villa (Requena), Arcóbriga (Monreal de Ariza, Z) y Thermida (Montejo de Tiermes, SO).

Comparativa entre La Villa (Requena), Numancia (Garray, Soria) y Cástulo (Cazlona, Linares)

Autor: Javier Jordá Sánchez

*(Continúa parte 3ª)

 

LA VILLA DE REQUENA, UNA CIUDAD ROMANA.(parte 3ª)

7/ Comparando La Villa con otras urbs u oppidum, hemos encontrado tanto ejemplos de urbs similares a La Villa de Requena, como ejemplos dispares.

En las fotografías aéreas anteriores, mostramos ciudades romanas hispanas para contrastarlas con la planta de La Villa. Tenemos una muestra muy estudiada arqueológicamente y analizada, que es el Tolmo de Minateda (Hellín). Es, al igual que La Villa, una elevación rocosa plana, en medio de una llanura. Su superficie es similar, incluso un poco inferior, La Villa ronda las 6 hectáreas y Tolmo las 5,5. Sus morfologías coinciden, tienen ambas la forma de huella de zapato. También coinciden en su cronología más antigua, fueron habitadas desde la Edad del Bronce, Edad del Hierro o Ibérica, romana y visigoda, aunque se diferencian en que La Villa siguió habitada hasta la actualidad pasando por ser un referente de ciudad medieval, y los habitantes de Tolmo pasaron al entorno de Hellín. El Tolmo se ha podido estudiar bien arqueológicamente porque no existen construcciones modernas encima, y se ha averiguado que en su superficie se conservan restos de estructuras de una ciudad visigoda, cuyo ejemplo más relevante es una basílica. Se percibe perfectamente que esta ciudad visigoda fue construida a partir de los restos de la anterior urbs romana que allí hubo, porque se han encontrado lápidas latinas escritas y se han reutilizado elementos romanos como columnas, piedras de sillería, etc. Además sabemos que las Fuentes Históricas ubican en esa zona dos posibles urbs hispano-romanas, Ilinum y Asso; los expertos le han adjudicado el nombre de Ilinum al lugar, pero yo me inclino más por la posibilidad de Asso.

De esta manera, adjudicando a Tolmo de Minateda la factible posibilidad de que fuera una urbs u oppidum hispano romana reflejada en las Fuentes Históricas, a manera de silogismo, siendo La Villa similar a Tolmo, debería poder serlo también.

Tolmo de Minateda, Hellín. Ilinum o Asso en la Geographia de Claudio Ptolomeo S II d.C.

 

Forma muy parecida tuvo la planta de Leónica, en Forcall (Castellón), en Edetania, situada en una elevación similar a las anteriores, pero de una superficie un poco mayor, de unas 8 hectáreas. En otra elevación llana se situaba Basti, en Cerro Cepero (Baza), ciudad “caput” (cabeza) de la región de Bastitania, con cerca de 6 hectáreas de superficie, pero con forma redondeada.

Algo mayores, aunque de morfología similar es la celtíbera Arcóbriga, en Monreal de Ariza (Zaragoza), con una superficie que ronda las 11 hectáreas, también sobre una elevación en llano sobre el terreno. Del mismo estilo es la afamada Thermida, en Montejo de Tiermes (Soria), de unas 10,5 hectáreas.

Ciudades mayores hispano-romanas fueron otras como la mundialmente famosa ciudad vaccea, Numancia, en Garray (Soria), cuya extensión bajo el yugo de Roma alcanzó las 20 hectáreas. Se situó también en una elevación del terreno, pero se sustenta sobre pendientes inclinadas.

Y atendiendo ya a la tipología de las grandes ciudades hispano-romanas, podríamos escoger para comparar a la gran urbs de Cástulo, Linares (Jaén), de unas 46 hectáreas de superficie, desarrollada a partir de un cerro central, y habitada después hacia sus laderas.

8/ Teatros, circos y anfiteatros

Sobre los teatros romanos en Hispania encontramos esta información sobre la época en que fueron construidos y por quién. “Los principales esfuerzos constructivos se realizan en aquellos momentos de aparente prosperidad y en aquellas provincias a salvo de conflictos bélicos y donde prosperan determinadas élites sociales que se convierten en impulsoras, junto a los altos cargos del Imperio, de grandes programas edilicios. Así, en el caso de las diferentes provincias de la Hispania romana se detecta una importante actividad constructiva de teatros durante la época de Augusto, entre el 27 a.C. y el 14 d.C. (Emérita Augusta, Metellinium, Tarraco Nova, Corduva, Itálica, Malaca, Carthago Nova, Carteia..), que se extenderá hasta época Flavia (69-96 d.C.), como sucede en el caso de Regina Turdolorum. Más adelante tan sólo se pueden registrar ampliaciones y reparaciones de las estructuras preexistentes, que concluirán con la ruina, el abandono o el cambio de uso con el declive del Imperio”. * (“Teatros romanos de Hispania. Estado actual de conservación”, de Guillermo Guimaraens Igual y Virginia Navalón Martínez)

Hasta 51 urbs hispano-romanas conocemos que hayan tenido alguno o varios de estos monumentos de la cultura romana en la Península Ibérica, esenciales para toda ciudad que quisiera ser considerada como importante. De los planos anteriores sabemos de dos que los tuvieron, Arcóbriga, de la que se conoce la existencia de un teatro, y Cástulo, de la que los expertos dicen que esconde un teatro y un anfiteatro.

Dispusieron de estos monumentos grandes urbes como Tarraco, Emérita Augusta, Corduva, Caesar Augusta, Gades, Carthago Nova, etc., pero también otras medianas como Segóbriga, Metellinium o Sisapo, que simplemente fueron ciudades muy ricas, sobre todo por la explotación de importantes zonas mineras.

Así se explica que unas ciudades mayores no tuvieran edificios monumentales de piedra, y en cambio otras menores dispusieran del conjunto completo, Cuando la ciudad no tenía pecunio suficiente, hubo grandes fortunas personales que se dieron el gusto de financiar las obras. Aunque, por otra parte, sabemos que existieron otras formas de construir estos edificios, mucho más barato, en madera y a menor escala, por lo que al ser un material degradable no han quedado restos de ellos. Es decir, que puede que casi todas las urbs, aún siendo de menor tamaño, pudieron disfrutar de espectáculos de este tipo.

El conocer quién, cómo y cuándo se construyeron estos edificios simbólicos romanos, nos debería ayudar a comprender que a pesar de que existieron multitud de ciudades en la Hispania romana, tuvieron tipologías diversas, aunque también similares. Que las hubo grandes y pequeñas, en altura o en llano, alargadas o redondeadas, con grandes edificios de piedra públicos o con apenas alguno relevante, de nueva planta o generados a partir de antiguas poblaciones milenarias ibéricas, algunas que trasladaron su ubicación conservando el mismo topónimo, otras que desaparecieron.

Autor: Javier Jordá Sánchez

*(Continúa parte 4ª)

 

 

LA VILLA DE REQUENA, UNA CIUDAD ROMANA. (4ªparte)

Aplicando estos datos hacia la Meseta del Cabriel.

Por la distribución geográfica de las urbs en las Fuentes Históricas da la impresión de una cierta equidistancia, es decir, cada territorio parece tener un referente de ciudad hispano romana, y la superficie a la que representa se asemeja a la que tuvieran los antiguos gens territoriales o ciudades-estado ibéricas.

En el territorio de Hispania que circundaba La Villa (Requena), encontramos varias de estas ciudades. Pongamos en un mapa actual un radio entorno a Requena de unos 85 kms , allí encontraremos estas ciudades hispano-romanas: al sur, Saltiga (Chichilla de Montearagón), Aras (Ayora), Menlaria (por Millares,V), Saetabi (Játiva), al este, Valentia (Valencia), Edeta (Liria), Saguntum (Sagunto), al norte, Etobesa (Segorbe), al oeste, Lobetum (Cañete-Moya), Pucialia (Enguídanos), Salaria (La Manchuela conquense), Bigerra (La Manchuela de Albacete) y Túrbula (Meseta del Cabriel).

 

Recreación propia de las ciudades de Hispania en el entorno de la Meseta del Cabriel, según los datos de la Geographia de Claudio Ptolomeo, S II d.C.

Y en la Geographia de Ptolomeo (S II d. C.) encontramos las coordenadas de accidentes geográficos como Mons Idúbeda (Sistema Ibérico) al norte y Mons Orospeda (Sistema Bético), cadenas montañosas que se encuentran, en sus estribaciones, en la Meseta del Cabriel, por lo tanto en su punto de intersección. Ptolomeo apuntó estos accidentes geográficos como límites para indicar a qué “región” o “adscripción” pertenecía cada una de las ciudades que nombraba. En este caso, al sur de los Mons Idúbeda y al oeste de los Mons Orospeda, situaba a las urbs bastitani. La Villa se sitúa al sur del Sistema Ibérico y al noroeste del Sistema Bético. En este rincón del mapa de Ptolomeo (S II d.C.) se localiza Túrbula, Salaria, Pucialia, Bigerra y Saltiga. Por lo tanto uno de estos topónimos pudo ser el que tuvo La Villa si en realidad fue el núcleo urbano de la Meseta del Cabriel que perduró por lo menos hasta el S II d.C.* (Este dato lo estudiaremos en artículos posteriores).

Otra importante referencia de las Fuentes Históricas es el Itinerario de Antonino (S II d.C.). Es un conjunto de rutas que pasa por ciudades y lugares, y que está señalizado por distancias en millas romanas. Una de estas rutas señala la que cruza la Meseta del Cabriel desde Saltici (Chinchilla de Montearagón) cruzando el río Júcar por Alcalá del Júcar (Ab), y el río Cabriel, quizás por Vadocañas o Villatoya, hasta Urbiaca, una urbs que debió situarse entre las provincias de Teruel y Cuenca, y que desde nuestra comarca cita un punto o intersección de caminos que conducirían hasta Putea, “ad Putea”, urbs que se localizaba en el término de Enguídanos (Cu), cruzando el río Cabriel, por un antiguo paso que debió ubicarse por las cercanías de Pajazo, paso natural.

El itinerario gaditano o Vasos Apolinares, muestra otra ruta al sur de la Meseta del Cabriel que iba desde Saetabis a Aras y Saltici, sobre la zona sur paralela al río Júcar por el sur, que indicaría que en las ciudades al norte de éstas estaría la de nuestra comarca.

Resumiendo, en el perímetro que rodea la Meseta del Cabriel, existieron según las Fuentes Históricas localizadas varias urbs, entre las cuales quizás una de ellas, fuera La Villa de Requena. Averiguar cuál fue es un intrigante dilema.

¿Fue una urbs como el resto?

¿Cumplía La Villa la definición de urbs? Podría serlo, porque la definición es amplia, podría cumplir los requisitos de ser un recinto que reuniera un conjunto de edificios, calles e infraestructuras de tipología romana. Aunque sin datos arqueológicos no podemos saber si tuvo un “pomerium” (recinto sagrado) que las diferenciaba de los oppidum, simples ciudades fortificadas. Y si fuera urbs, no sabríamos su categoría jurídica tampoco, si colonia, municipio, de derecho latino, peregrinae, stipendiariae. Aunque si lográramos demostrar su semejanza a otros y que su nombre aparece en las Fuentes Históricas, podríamos equipararla.

¿Cumplió La Villa el modelo de una ciudad romana?

Según podemos observar en los ejemplos de ciudades hispano-romanas, la planta de La Villa es similar a la de otros conocidos y estudiados. Su localización, una elevación plana en altura, sobre un extenso territorio llano, lo cual es habitual en algunas urbs conocidas. No podremos saber su disposición urbana en época romana hasta conocer los datos arqueológicos imprescindibles, pero por la disposición medieval, si hubo un foro, debería haber estado cercano a donde estuvo una pequeña plaza entorno a la actual de Albornoz. Y si como hemos planteado anteriormente, la planta de las urbs romana dispuso de cuatro puertas de entrada a la ciudad, en sus cuatro polos opuestos, quizás podrían corresponderse con las medievales. Una puerta por la zona de la Cuesta del Castillo, distinta de la actual de trazado más moderno; otra en la Cuesta del Cristo, donde quizás unas piedras de sillería en la torre que la flanquea fueran romanas; otra en la Cuesta de Las Carnicerías, donde los restos arqueológicos indicarían la posibilidad de haber existido una puerta romana; y otra en la Puerta de Alcalá, entrada ancestral.

Puertas de entrada medievales y actuales de La Villa, posible coincidencia con las romanas.

En cuanto a mercado, termas y otros edificios típicos de urbs romana, no tenemos noticias arqueológicas, y sería difícil encontrar rastros, porque La Villa ha sido habitada continuamente hasta hoy, y toda su planta reedificada numerosas veces. Sobre edificios lúdicos de relevancia como teatro, circo o anfiteatro, no se conoce ningún tipo de restos, ni da la impresión de que los hubiera habido, a no ser que fueran edificios livianos de materiales degradables como la madera. La falta de estos característicos edificios lúdicos no quiere decir que no fuese una urbs romana, sino que, si lo fue, tendría una entidad menor que otras, y que tampoco dispondría de un entorno de riqueza con personajes de relevancia social capaces de construir esos caros edificios.

La importancia de existir señales de haber sido habitada en época romana y previas, parece obvia. Como hemos detallado anteriormente, en La Villa se han encontrado lápidas latinas, tégulas, ladrillos romboidales, quizás una columna romana, o multitud de hallazgos casuales de monedas romanas e ibero-romanas. Pero las señales más relevantes deben salir de los expertos que han realizado excavaciones arqueológicas, en este caso José Manuel Martínez. Según los estudios que conocemos de él, se han encontrado restos romanos fiables tanto en el límite norte de la Plaza de Armas del castillo, como en el límite sur, en el templo de San Nicolás. Lo cual implica la ocupación de toda el área de La Villa.

Por la morfología y ubicación de La Villa, no se puede descartar que pudiera ser una urbs romana, ya que existen ejemplos trabajados arqueológicamente que tienen una disposición planimétrica similar. Un ejemplo claro es el Tolmo de Minateda (Hellín), un lugar estudiado, que fue un municipium y que incluso los expertos se atreven a asignarle un topónimo identificado en las Fuentes Históricas, el de Ilinum, aunque quizás pudiera ser Asso. Y existen otros similares de igual tamaño como Lassira (Forcall) o Basti (Baza), aunque sean otros de superficie algo mayor como Arcóbriga (Monreal de Ariza, Z) o Thermida (Montejo de Tiermes) o Numancia (Soria). Y otros mucho mayores como Cástulo (Linares).

Autor: Javier Jordá Sánchez

*(Continúa en parte 5ª)

LA VILLA DE REQUENA, UNA CIUDAD ROMANA. (5ª parte)

¿Cuál sería el proceso de La Villa como urbs?

Como hemos descrito anteriormente, el recinto de La Villa tuvo una continuidad ancestral en ser habitada. Perteneció a una entidad territorial que se correspondería con unas gentilitates provenientes desde la Edad del Bronce. Pero su mayor entidad la recibió con el cambio de poder definitivo entre la antigua cultura indígena ibérica y la nueva romana. Aún así, las ciudades que poblaron el territorio que comprende el área de la Meseta del Cabriel, no fueron de tamaño enorme, aunque sí fue un territorio densamente poblado, a base de multitud de grandes, medianos y pequeños poblados ibéricos, y posteriormente de múltiples villas rústicas romanas. La Villa pudo haber sido una urbs mediana, comparada con sus semejantes hispanas, siguiendo el modelo habitual del territorio.

El proceso histórico hasta llegar a ser una urbs romana.

Por lo que podemos observar, el paso fue diversificado y complejo, cambiante según la cronología y otros factores. Pero, como puede apreciarse en la arqueología, no pasamos de ser hispanos a ser romanos, sino que seguimos siendo hispanos pero con gobernantes dependientes de Roma.

La Meseta del Cabriel fue ampliamente habitada en estas épocas, y los poblados, poblamientos y villas fueron muy numerosos, lo que denota un territorio con mucho potencial económico, social y militar. Hasta tal punto que hubo varias poblaciones ibéricas extensas, aún no muy bien estudiadas. La más relevante parece ser que fue la de Los Villares (Caudete de las Fuentes), aunque otras dos debieron ser también importantes, La Villa (Requena) y Muela de Arriba (Casas de Cuadra), y quizás El Moral (Rebollar). Pero hay darle importancia a la cronología, y Los Villares tuvo vida desde el Ibérico Pleno hasta las Guerras Sertorianas, a mitad del S I a.C.

La conquista de Roma en Hispania fue a veces, bastantes veces, muy traumática. Ya desde la 2ª Guerra Púnica, que se desenvolvió en gran parte en la franja mediterránea de Hispania, la participación en ella de los hispanos ocasionó la destrucción de sus ciudades en bastantes ocasiones, aunque habitualmente reconstruidas a continuación.

La expulsión de Carthago de Hispania en 205 a.C. hizo que Roma dispusiese políticamente de este territorio hispano, dividiéndolo a su gusto en una Hispania Citerior al norte del Ebro y otra Ulterior al sur de éste. En el cambio hacia el S II a.C., los intereses de Roma se incluían en esta franja, entre la que ya estaba la comarca de la Meseta del Cabriel. Estos cambios políticos, además de los intentos de profundizar en tierras más interiores de la Península, no gustaron a los hispanos, que comenzaron a rebelarse. Hacia el 195 a.C., se produjeron lo que, según las Fuentes Históricas, se llamaron“Guerras Celtíberas” y que llevaron a la casi expulsión de los ejércitos romanos de Hispania. La recuperación del territorio por los romanos volvió a tener consecuencias para las ciudades iberas, siendo devastadas algunas de ellas de nuevo. La resistencia siguió entre las ciudades hispanas, pues famosos son los casos del gran general lusitano Viriato que mantuvo a los cónsules en jaque hasta su muerte en 139 a.C., a la vez que otros pueblos como los vacceos, que representados por Segeda y Numantia resistieron exitosamente hasta 133 a.C., cuando Escipión logró arrasar Numantia.

Cruentas guerras se sucedieron posteriormente en Hispania. Las guerras sertorianas se extendieron desde el 83 a.C. hasta 72 a.C., y la gran implicación de los hispanos a favor del perdedor general Sertorio tuvo graves consecuencias para las ciudades que le apoyaron, muchas quedaron destruidas y no volvieron a ser habitadas, pues sus habitantes fueron desplazados a nuevas ciudades menos defendibles. En el 46 a.C. estalló en Hispania una rebelión protagonizada por Pompeyo contra Julio César, que provocó también fuertes destrucciones urbanas. Con Julio César comenzó un periodo de colonización y municipalización, fundó nuevas colonias en Hispania con los soldados que habían participado en sus guerras. Concedió la ciudadanía romana a municipios ya existentes, premiando así su fidelidad en la guerra civil que mantuvo con Pompeyo en la Península, por eso la mayoría de ellos se encuentran en la Bética. Augusto continuó la política de César, municipios augusteos son: Osca, Caesaraugusta, Calagurris, Baetulo, Segóbriga, Valeria, Ilerda, Iulióbriga, etc. Vespasiano concedió el derecho latino a todas las ciudades de Hispania.

Aunque provenían de décadas anteriores, las Guerras Cántabras se dieron hacia el año 29 a.C. con el Emperador Augusto y terminó con los cántabros sometidos en 19 a.C. Con este hecho, los conflictos importantes en Hispania tuvieron su fin.

Los estudios arqueológicos de Los Villares, parecen demostrar que sufrió las distintas guerras sucedidas en Hispania que citan las Fuentes Históricas, pues la ciudad fue atacada y arrasada en varias ocasiones. Esto se demuestra cuando aparecen niveles de cenizas o tesoros ocultos. Apareció un tesoro de una ocultación en Los Villares de cuando la 2ª Guerra Púnica, entre 218 y 215 a.C. y monedas ibéricas de cuando las Guerras Sertorianas 82-72 a.C.

En el paso de la República al Imperio, las grandes ciudades de la comarca se transforman, quizás quedó tan sólo una de ellas, que fue La Villa (Requena). A ella se trasladarían los organismos oficiales romanos del territorio, y se redistribuyeron los antiguos habitantes indígenas según el nuevo sistema reinante. Faltan estudios arqueológicos para comprender qué pasó con los otros grandes núcleos de población del territorio.

La época republicana en Hispania siguió siendo ibero-romana, las ciudades no destruidas o abandonadas continuaron siéndolo, remodeladas, reconstruidas o renombradas, después de tanto acontecimiento bélico en esos dos siglos antes del cambio de milenio. La ciudad romana empezó a desarrollarse como tal en Hispania con la Pax Romana o Pax Augusta. Un cambio en la distribución de la población ibero-romana en la Meseta del Cabriel tuvo lugar en este periodo, a partir de la devastación de la ciudad ibérica o ibero-romana de Los Villares durante la Guerra Sertoriana, que recordamos fue una guerra civil entre un modo político cercano a la República representado por el general Sertorio, y otro modo preconizador de lo que fue el futuro régimen imperial, representado por Pompeyo. Esta guerra se desarrolló en Hispania, donde Sertorio fue apoyado por las ciudades hispanas, de tal modo que tras la victoria final de Pompeyo, gran cantidad de estas ciudades fueron arrasadas, y sus habitantes no volvieron a habitarlas, desplazándose los que quedaron a otros lugares o a otros destinos.

A partir de la Pax Romana, los restos arqueológicos nos muestran que se construyeron por toda la comarca numerosas y grandiosas villas rústicas agrícolas, sobre todo a lo largo del río Magro, y los llanos del Campo Arcís-Pontón. Estas villas conservan habitualmente señales de piezas arqueológicas que indican que sus pobladores continuaron utilizando elementos de la cultura ibérica, es decir, que fueron los antiguos iberos reconvertidos a hispano-romanos. Este modelo duró hasta el Bajo Imperio.

Por lo tanto, la imagen general de esta reconversión hispano-romana que se percibe en la Meseta del Cabriel nos muestra una reducción, primero rápida y luego progresiva de las ciudades mayores del territorio, aunque tenemos nuestras dudas cronológicas, porque hay grandes yacimientos arqueológicos ibero-romanos sin estudiar. Pero si que se puede constatar que conforme avanza la cronología desde el comienzo del Imperio hasta las estribaciones finales del Bajo Imperio, la urbanización del territorio parece que se restringe a la ciudad que quizás hubo en La Villa (Requena).

Maqueta de La Villa medieval (Requena) *(Expuesta en la Torre del Homenaje)

¿Tuvo un nombre esta posible urbs de LaVilla?

En mi opinión, los expertos no han llegado a una conclusión certera de topónimos romanos y prerromanos en la meseta del Cabriel. Se certifica que la ciudad ibérico-sertoriana de Los Villares (Caudete de las Fuentes) se llamó Kelin. Pero las pruebas son algo livianas y dudosas, Se basan en dos aspectos.

El 1º que el 18% de las monedas encontradas en Los Villares son de la ceca Kelin. La mayor parte de estas monedas son encuentros fortuitos y están en manos privadas, por lo que no se puede certificar su lugar de origen, y además las monedas que se suelen encontrar en los diversos hallazgos están mezcladas con cecas de múltiples procedencias, por el tránsito de soldadesca y gentes que las portaban, e incluso se mezclan con moneda romana.

El 2º, que según J. Estrada, en 1748, señala la existencia en Los Villares de “una ciudad destruida por las llamas de nombre Waldin”, citado en Pla, 1980: 2, y Madoz en 1847 “Según unos apuntes que se hallan en el archivo de Utiel, aparece que en una colina situada a ¼ hora SO. del pueblo, hubo en tiempo de la dominación de los árabes una pobl. fortificada que se llamó Woldin...” *(La arqueología ibérica en la comarca de Requena-Utiel: análisis historiográfico/ Los iberos en la Comarca de Requena-Utiel (Valencia); por Alberto J. Lorrio)-

En mi opinión, Los Villares fue la gran ciudad ibérica de la Meseta del Cabriel hasta las Guerras Sertorianas, cuando fue definitivamente destruida y abandonada, aunque no fue el único gran núcleo de población de su territorio o Estado ibérico, otras poblaciones ibéricas que pertenecían a su territorio. A partir de esta fecha, imperó la romanización, y el aparato administrativo del territorio fue desplazado por el Imperio a otro núcleo urbano cercano, que en este caso fue el poblado vecino del recinto de La Villa (Requena), que fue adaptado a las necesidades de las costumbres latinas. El topónimo de la ciudad de Los Villares fue también transferido, ya que las ciudades ibéricas daban el nombre al territorio que dominaban. Ejemplo conocido de esto es Segeda, cuya inicial ubicación celtíbera estuvo en Poyo de Mara hasta 153 a.C. y tras su destrucción fue trasladada a 1 Km en el sitio de Durón (Belmonte de Gracián, Z). pero un ejemplo más identificativo es el de Segóbriga, donde a 7 kms se encuentran los restos de una gran ciudad celtibérica de unas 33 hectáreas, abandonada también durante las Guerras Sertorianas, y sobre la que hay dos opiniones 1ª/ Que fue la ciudad de Contrebia Cárbica, por la gran cantidad de monedas de esta ceca que aparecieron allí y 2ª/Que fue la antigua ciudad de Secobirices celtíbera, y que su población fue trasladada a la ubicación romana posterior cercana tras ser arrasada. Opino que, después de conocer el sistema de ciudades-estado ibéricas, no pudieron darse dos ciudades ibéricas principales tan cercanas, a sólo 7 kms, porque estos territorios tendrían un mínimo de un radio de control de unos 30 kms. Aunque sí que pudieron existir poblaciones importantes que pertenecieron al mismo territorio, pero bajo el mismo topónimo de ciudad-estado. Así que Secobirices fue traslada a la nueva Segóbriga. Idéntico caso que Los Villares (Caudete de las Fuentes).

Por tanto.

Como se puede percibir en este artículo que suscribo, soy partidario de que, por lo menos, La Villa (Requena) fue una urbs o como mínimo un oppidum en época romana, viniendo su origen conocido desde la Edad del Bronce y habitado hasta la actualidad sin interrupción. Pero, aunque parecen existir ciertos datos empíricos que certificarían estas teorías, las carencias de información podrían llevarnos a valoraciones erróneas, ante las que nos veríamos obligados a rectificar en el futuro.

Autor: Javier Jordá Sánchez.

*(Fin)

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