El INTERIOR DE UN ESTADO IBÉRICO. REQUENA Y LA TIERRA DEL CABRIEL. Javier Jordá sánchez

07.12.2016 22:07

El INTERIOR DE UN ESTADO IBÉRICO. REQUENA Y LA TIERRA DEL CABRIEL.

INTRODUCCIÓN

  Esto es una continuación sobre la estructuración geográfico-política de la civilización que ocupó la comarca de la Tierra del Cabriel en unos amplios siglos antes de la ocupación de Hispania por los romanos, e incluso durante ésta, en los años que convivieron autóctonos e invasores. Anteriormente he publicado en “Crónicas Históricas de Requena” el artículo “Trazando los límites de Nuestro Estado Ibérico”, donde describo, con el detalle que puedo, cómo se distribuiría el poblamiento en época ibérica o del Hierro, en el área perimetral de un hipotético círculo “fronterizo” de un territorio más o menos común, situado bajo las tierras de una zona semejante, aunque algo más amplia, a la que ocupa actualmente nuestra comarca de la Tierra del Cabriel. Y así mismo, otra publicación titulada “De la Edad del Bronce a la del Hierro en la Meseta del Cabriel”, en la que quiero dar a entender la continuidad de civilización entre las dos épocas, la utilización de los mismos hábitats y la longevidad de los linajes, pues fueron los unos descendientes de los otros, salvo las contaminaciones pertinentes y habituales, que se dan y se han dado a lo largo de la historia.

  Digo esto porque este siguiente artículo lo dedico a explorar ese núcleo territorial que inicialmente fue ocupado con poblados del Bronce, a base de cerros de media altura, poblados en ladera y llanos explotados agrícola e industrialmente. Porque estos mismos conjuntos poblacionales continuaron en el tiempo, manteniendo los mismos hábitats en altos cerros, bajando hacia suaves laderas o amplios llanos. Porque la diferencia entre ambas zonas limítrofes y los hábitats de esas poblaciones en llano, se refleja en que los primeros aparecen como una especie de “castillos defensivos” y los segundos como extensos poblamientos descuidados en su protección, más bien ocupados en sus labores administrativas, agrícolas e industriales. Como si los segundos confiasen en la criba de asuntos externos que ejercían los primeros.

  En cuanto a la cronología referida, para mí es difícil certificarla. Es más, cuando se datan estos acontecimientos se hace de forma un tanto aleatoria, y pienso que deben ser avezados expertos quienes lo determinen después de unas meticulosas excavaciones arqueológicas y la comparación de múltiples datos. Lo cual hoy en día es una utopía por el abandono de estas lides y la escasez en las publicaciones de parte de los arqueólogos que rigen los designios desde Requena y desde las administraciones histórico-arqueológicas valencianas. Lo más que podemos hacer es especular según los pocos datos que existen o la intuición de lo que vamos viendo con nuestros propios ojos.

  A grandes rasgos, los primeros asentamientos fijos que ocuparon nuestras antiguas tierras se dieron en las distintas etapas neolíticas. Al parecer, el Neolítico en la Península Ibérica comprendió entre el 6000 a.C. y el 3000 a.C., aunque estudiosos lo amplían hasta el Calcolítico o Edad del Cobre o Eneolítico, el cual, dependiendo de la geografía peninsular empieza entre 3500-3100 a.C. y acaba hacia 2200-2250 a.C.

  En el Calcolítico se dan pequeñas poblaciones fortificadas de entre 1 y 5 hectáreas, que utilizan cultivos agrícolas, ganadería, comercio transmarino, metalurgia del cobre. En la península ibérica disponemos de ejemplos en las culturas de los Millares (epicentro en Almería) y Vila Nova (epicentro en la desembocadura del Tajo).

  Entre el 2900 ó 2400 a.C. y 1800 a.C. parece que se da otra civilización que enlaza e incluye este periodo del cobre y el siguiente del Bronce. No tiene nombre, pero se relaciona con el fenómeno del “vaso campaniforme” y se conocen restos en Cataluña, desembocadura del Tajo, Madrid, Andalucía, Castilla la Mancha (donde se ubica la cultura de las Motillas, elevaciones defensivas en el entorno del Guadiana) que serían características de la Edad del Bronce Manchego.

  La Edad del Bronce en la Península Ibérica se divide en tres periodos, en los que varían las teorías cronológicas según autores. El Antiguo entre 2250 ó 1900 a.C. hasta 1800 ó 1500 a.C., Medio entre 1800 ó 1500 a.C. hasta 1300 ó 1250 a.C. y Final entre 1300 ó 1250 a.C. hasta 1000 ó 750 a.C. *(Aunque es evidente que en muchos territorios no se cumple esta rígida división cultural y se percibe su continuidad desde el Calcolítico o etapas anteriores). Sus poblados se ubican sobre cerros de difícil acceso, fortificados y de mayor tamaño que antaño. Trabajan la agricultura, ganadería, comercio, metalurgia de cobre, plata, oro y bronce. El control de las materias primas condujo a una estratificación social con nuevos jefes de lo que empezarían a ser pequeñas demarcaciones o “estados”. En el periodo del Bronce, la cultura de Los Millares dio lugar a la Argárica con Almería, Granada y Murcia como epicentros, más al norte el Bronce Manchego o cultura de Las Motillas o Morras (Ciudad Real o Albacete y sur de Cuenca), fortalezas circulares dispuestas en anillos concéntricos en torno a una gran torre central, y con unas excepcionales interrelaciones entre ellos. Y durante el Bronce final se dieron los “campos de urnas” en Cataluña y la “cultura talayótica” en Baleares, “Las Cogotas” en Castilla –León, de Montelavar (norte de Portugal), de Atalaia (sur de Portugal, Huelva y Extremadura) y de Vila Nova de Sao Pedro (desembocadura del Tajo). Los hallazgos del Bronce Final se dan en cuevas, cerros en altura o en llano, en las terrazas de los ríos.

  La Edad del Hierro parece que transcurrió entre 800 a.C. hasta comienzos de la 2ª guerra púnica en 218 a.C. Hacia esta edad hay muchas conjeturas sobre si hubo colonizaciones externas que influyeron en el desarrollo cultural de estas civilizaciones autóctonas peninsulares. Las últimas tendencias, y lo que yo percibo, dan a entender una continuidad entre los grupos de la Edad del Bronce y las del Hierro de la Península Ibérica, aunque con aportaciones tecnológicas y culturales externas que diferencian de algún modo los pueblos mediterráneos y los del interior. Estas civilizaciones de la Edad del Hierro son las que la costumbre ha ido llamando “los iberos”, o desmembrando denominaciones, numerosos pueblos autóctonos hispanos como “celtíberos, edetanos, bastetanos, lusitanos, carpetanos, etc.”

  Desde mi punto de vista, está claro que no está todo claro. Las fechas son volubles, la distribución territorial también, la evolución tecnológica, la distribución histórica de la épocas, la identificación de los pueblos. Falta mucha historia antigua por aclarar. Por eso suelo confundir cuando hablo de “civilización ibérica” como algo que no engloba nada concreto espacialmente, pero que si hay que utilizarlo, se puede hacer denominando como tales a los pobladores autóctonos de Hispania, pero no sólo a los que convivieron con cartaginenses y romanos, sino también a sus predecesores, habitantes peninsulares en la Edad del Hierro e incluso sus anteriores.

  Entonces, al hablar de prerromanos en esta comarca de la Tierra del Cabriel, lo haré como una “demarcación” o “Estado” ibérico, para todas estas épocas. Porque están directamente relacionadas y ocuparon habitualmente los mismos espacios durante siglos.

  Para empezar a hablar de este territorio interior que engloba lo que debió ser nuestra “demarcación” o “Estado” ibérico sobre lo que hoy es la Tierra del Cabriel, es bueno describir el área aproximada que lo delimitaba, lo cual expliqué detalladamente en mi artículo “Límites de un Estado Ibérico. Requena y la Meseta del Cabriel”. Estos límites hipotéticos o “frontera suave” comprenderían la franja del curso del río Turia al norte, enlazando hacia el oeste con la franja del curso medio alto del río Mira o del Narboneta, que desembocan en el río Cabriel, y desde allí, bordea otra franja que hace de límite de la zona oeste y sur-oeste, hasta Casas del Río, donde gira hacia el sur, y los límites empiezan a extenderse por las estribaciones de la Sierra Martés, hasta llegar al pico de los Ajos (junto a Venta Gaeta), el cual ocupa un vértice que gira en dirección norte, ocupando una franja montañosa que llega a la Sierra del Tejo y de las Cabrillas, y continúa aproximadamente hasta la intersección del río Reatillo con el río Turia, donde enlaza con el límite norte de la “demarcación”.

  Una vez analizada el área delimitadora de este posible “Estado” ibérico, según la localización de sus poblados a gran altura y atalayas que ocupaban los nombrados límites geográficos, intentaremos hacerlo con el área delimitada.

  El área que tratamos podría ser de aproximadamente 2100 kilómetros cuadrados. Su interior comprendería una extensa meseta llana desgajada por estructuras orográficas que la cruzan, tanto pequeñas sierras como pequeños ríos y ramblas, que aportaban condiciones de habitabilidad por sus manantiales, fértiles y apacibles tierras de pastos y cultivos, minería para usos industriales (sal, arcillas, hierro, etc..), pesca de río (truchas).

  Se producía harinas, vino, aceite, tejidos, ganadería (oveja, cabra, aves, cerdo, óvidos), caza (conejos y ciervos), carpintería, orfebres, agricultura (lentejas, guisantes, garbanzos, miel) que guardaban en almacenes, en recipientes que se colocaban sobre orificios en bancos de barro.

Mapa de casi todos los hábitats ibéricos de la comarca de la Tierra del Cabriel y lindantes. Círculos verdes: hábitats diversos iberos, Cuadrados negros: grandes poblados, Estrellas verdes: santuarios iberos, estrellas rojas: santuarios del Bronce.

Parte 2

ANÁLISIS POR ZONAS

1º/ Alrededor de Los Villares (Caudete de las Fuentes)

1.a / SINARCAS-ALIAGUILLA

  Comienzo describiendo el noreste. Existe allí un extenso llano, frecuentado por ríos, regajos y ramblas, con tierras de excepcional fertilidad. Es una tierra que corresponde a Sinarcas y Casillas de Ranera. Está rodeado por las vertientes abruptas y montañosas de ríos, como el del Regajo, que es afluente del Turia y en su curso ha horadado profundas gargantas que ejercen de separación zonal con otra demarcación ibérica norteña que hubo entorno a las estribaciones del Sistema Ibérico.

  Estimo su superficie aproximada en unos 65 kilómetros cuadrados. Su situación como límite noreste de nuestra demarcación ibérica, la hace estar bordeada, al noroeste por las faldas de Pico Ranera (Talayuelas, CU) de 1430 metros de altura, en línea visual hacia el sur con el “Alto de Sobrarias” (Aliaguilla), a 1240 metros de altura. En Sobrarias se alza un poblado ibérico vigilante sobre el llano, de imponentes murallas y foso, con unas 3´5 hectáreas de superficie. Junto a él, a 800 metros de distancia al noroeste, la “Cañada de la Plata” (Aliaguilla), una posible antigua mina argéntea. A 1,5 kms hacia el sureste, está la torre posicional ibérica de “Peñarrubia”(Aliaguilla), vigilante del paso hacia el llano de Sinarcas, que transcurría desde el poblamiento ibérico de “Cuesta de la Torre”, sobre la misma población de Aliaguilla * (Madoz,) por el paso de Peñarrubia, siguiendo el regajo de La Canaleja, que lo cruza. En la travesía del mismo pueblo, se conserva una fuente de época romana, testigo del viario que comentado.

Muralla oeste y foso del poblado ibérico de Sobrarias, Aliaguilla

  Desde allí hacia el suroeste nos encontraríamos el desnivel de dos sierras, la de Aliaguilla y la de Mira, que parecen ejercer de separación natural con el “estado” ibérico vecino del noroeste, y transcurren paralelas al río Ojos de Moya o Mira. Sobre estas sierras tendría lógica encontrar algún punto en altura que conectara visualmente “Cuesta de la Torre” (Aliaguilla), El Molón (Camporrobles) y Molón II (Mira), pues los poblados ibéricos están a menos altura que las sierras. Viniendo desde el sur, entre estas sierras, transcurre un muy antiguo camino, la “Cañada o Vereda Real”, que cruza toda la demarcación central de nuestro “Estado” ibérico, recorriendo muchos de los poblados ibéricos importantes citados.

  El llano de Sinarcas reúne unos cuantos yacimientos arqueológicos iberos: “Cañada del Salitral” (necrópolis ibera), “La Maralaga” (fabricación de cerámica ibera), “Cerrito de las Peñas”, “Tejería Nueva” (necrópolis ibera), “Cañada del Pozuelo” (cerámica ibera y lápidas mortuorias con inscripciones de nombre iberos en latín), “Pozo de Berceruela” (ibérico y medieval, donde apareció una cabeza de piedra de mujer) y “Los Chotiles” (necrópolis). Es de notar que abundan las necrópolis en este llano, hasta cuatro localizadas.

  En las sierras que envuelven este llano encontramos numerosos poblados iberos en altura, típicos de una zona de importante vigilancia fronteriza, hasta ocho. Ejemplos son “Sobrarias” y “La Relamina” en la Sierra de Aliaguilla, al oeste; “Castellar de Picudo”, Castellar de Jarque” y “Casilla Gatel”, al norte, “Los Castillejos”(Charco Negro) (Sinarcas), al este y “Cerro Carpio” y “Cerro San Cristóbal”(Sinarcas) al sur. Este predominio de poblados en altura marca su carácter fronterizo.

  Y como colofón, como elemento de vital importancia de éste “Estado” ibero, el más identificativo, y que podríamos considerar como la insignia ibera de esta comarca, es la “Estela de Sinarcas”. Es una losa de piedra rectangular cuya parte superior es semicircular, y en su superficie están grabadas 7 líneas en signatario ibérico. Esta estela, como muchas de nuestras piezas arqueológicas ha ido a parar al Museo de Prehistoria de Valencia, lejos de su lugar de origen. Se le ha dado el carácter de lápida funeraria, aunque en realidad nadie ha conseguido descifrar su texto coherentemente. Apareció junto al pozo comunal del pueblo de Sinarcas, es decir, junto a un antiquísimo punto de agua, seguramente también en época ibérica, en un punto aislado, sin enterramientos alrededor.. Su ubicación ha sido un lugar de paso y encrucijadas de caminos. Era un manantial de agua, donde enlazaban los 4 caminos que llegaban desde los 3 “estados” iberos vecinos, hasta el nuestro propio, hacia el sur. Su utilización pudo ser para lápida funeraria, o también como “hito” o “mojón” de indicación de límites entre tierras.

Estela de Sinarcas sobre la zona donde apareció.

  Tras las sierras de Mira y Aliaguilla, nos encontramos dos ríos afluentes del Cabriel que cortan el terreno y ejercen de separación, el río Mira y el Narboneta. Entre ellos la orografía es algo complicada de salvar, sobre todo el río Narboneta, cuya caída desde su vertiente este es muy abrupta, cae entre 100 y 200 metros de altura en apenas 1000 metros de recorrido. Estamos ahora en otro llano fronterizo al sur de Sinarcas.

Zona de influencia y confluencia entre el oppidum en altura de Sobrarias (Aliaguilla) y los cerros de San Cristóbal y Carpio (Sinarcas), con un radio de 3, 4´5 y 6 kiilómetros. Círculos verdes. Hábitats diversos ibéricos.

1.b/ MIRA-CAMPORROBLES

  Desde el paso entre sierras que baja desde Sinarcas, llegamos a un amplio llano, que conforme se extiende más al sur es más amplio. Está surcado por 3 sierras, la de Mira (norte), de la Bicuerca (centro) y de Utiel (este). Y al oeste del llano queda el desnivel de las quebradas del río Cabriel. En esta zona, aunque en sus llanos no se dé algún oppidum de importante tamaño, sí existen unos cuantos hábitats iberos, seguramente relacionados con la explotación económica, y bajo la protección de varios poblados fortificados en altura a su alrededor.

  El área a la que me refiero comprendería aproximadamente unos 350 kilómetros cuadrados. En su lado oeste aparece una separación geográfica significativa, el río Narboneta (o quizás el río Mira), siendo una orografía abrupta hasta desembocar en el río Cabriel, junto a Enguídanos.

  En la vertiente izquierda del río Mira (este) se datan hasta 5 poblados ibéricos en altura, al sur de la Sierra de Aliaguilla:

  El potente poblado ibérico del” Molón” (Camporrobles), de unas 2,6 hectáreas de perímetro amurallado más 1,4 hectáreas en un espolón amesetado en el lado sur. Al final de la Sierra de Aliaguilla, en su punto más al sur y controlando los pasos hacia Sinarcas y Mira desde los llanos de Camporrobles.

Área de influencia a partir del Molón (Camporrobles), a 3, 4´5 y 6 kms de radio. Círculos verdes: hábitats diversos ibéricos.

Poblado ibérico y medieval del Molón, Camporrobles

  A 2´5 kilómetros al noroeste del anterior, el poblado de “Molón II” (Mira), de similares características al anterior, pero más pequeño, entre 0,7 y 0,8 hectáreas, amurallado y con control visual del valle y de la Sierra de Mira hacia el norte, y hacia el otro Molón al sureste. Estos dos son complementarios, para el control de la zona.

  Hacia la vertiente del río Mira, 5,5 kilómetros de Molón II al noroeste, sobre las hoces del río Mira, el poblado de Los Castellares (Mira), a unos 150 metros menos de altitud que El Molón II, pero siendo visible ante éste, con un hábitat de control intermedio. Alrededor de Los Castellares, hay hasta 7 hábitats ibéricos, 6 en el río Mira (tendrían unas funciones relacionadas con el río y su entorno) y 1 entre él y Molón II (quizás función de intermediación entre ellos).

  A 7,5 kilómetros de Los Castellares, hacia el suroeste, siguiendo el curso del río Mira, donde se unen éste y el río Narboneta, el poblado ibero del “ Charandel”, de menos de 1 hectárea, fortificado. No está situado en el punto más alto de su entorno, pero sí en un punto estratégico fronterizo entre ríos, lo cual le da un carácter de incógnita respecto a su función, vigilante, pero no un puntal sobre amplio territorio. ¿Quizás una especie de punto neurálgico entre límites?

  A 4 kilómetros al sur del Charandel, sobre un alto cerro en un magnífico meandro del río Cabriel, junto al lugar donde se une a este río el río Mira-Narboneta, en la vertiente oeste, se sitúa el imponente poblado ibérico de “Cabeza de Moya” (Enguídanos, CU). Controlaba la encrucijada de los dos ríos, sobre el lugar donde se separaban dos “demarcaciones-Estado” ibéricas. De importante tamaño, 2,5 hectáreas, aún conserva los cimientos de sus fuertes casas y muros. Y a 10 kilómetros hacia el sureste, paralelos al río Cabriel, el poblado del “Alahud” y “El Castillete”, cerca de la cueva-santuario ibérico de la “Cueva Santa” (Mira), la cual recae hacia la vertiente oeste del río. El cerro del Alahud tiene una altitud superior a 1000 metros, y debió ejercer control visual sobre la zona, aunque entre éste con Cabeza de Moya y El Charandel, nos faltaría un punto en altura que los comunicase, pues los accidentes geográficos impedirían su intercomunicación.

Vista del meandro del río Cabriel desde el poblado ibérico de Cabeza de Moya, Enguídanos

  Desde el cerro ibérico del Alahud y El Castillete, se controla una extensa zona llana agrícola que se prolonga desde más al sur hacia Camporrobles, La Cañada y Mira, donde encontramos los poblamientos de la Edad del Hierro de “El Diente” y “El Quijar”.

  En esta zona existen varios hábitats o poblamientos iberos en llano. Alrededor de Camporrobles unos seis, entre los que destaca “El Derramador”, a los pies de la Sierra de la Bicuerca en su lado norte. Cerca de La Cañada otro, y cerca de Mira dos más.

  Explicando la apariencia de esta zona definida entre Camporrobles y Mira, según hemos visto, existe una preponderancia de los poblados fortificados en altura sobre la cantidad de hábitats en llano. Es decir, la función defensiva, de control de pasos o límites sobre la zona de interior en llano donde se desarrollan las labores civiles, no bélicas.

 

1.c / TURIA, BENAGÉBER, SIERRA DE UTIEL

  Estamos al norte de este hipotético Estado ibérico. El límite natural lógico es el cauce del río Turia, y coincide con esta lógica el que sus yacimientos arqueológicos reúnan numerosos poblados y hábitats en altura. Su función, la de control y vigilancia.

  Ya hemos hablado de la zona de Sinarcas, zona de límites y encrucijadas de caminos. Al este de ella nos situamos ahora. El río Regajo marca un profundo surco divisor, y es afluente del río Turia, con el que al juntarse discurren juntos hacia él, aparentando ser límite norte del “Estado” ibérico. En este punto encontramos el fortificado poblado en altura de” Los Castillejos” y el “Charco Negro” (Sinarcas). Y no podemos evitar fijarnos que cerca de él se localiza otra antiquísima vereda que discurre paralela al curso del río Turia, al sur de éste, que viene desde zonas costeras y sube hasta Cuenca y Teruel.

  Siguiendo esta vereda, hacia el noroeste vemos dos poblados en altura: “Casilla Gallet”, “Castellar de Lo Jarque” y “Castellar de Picudo”. Estos dos últimos, parecen otros dos cerros gemelos fortificados en altura, uno a cada lado de la vereda cuando entra hacia Talayuelas por su vía natural, como una “puerta” de entrada. Y al sureste, la vereda nos conduce hacia el poblado fortificado en altura de “Punto de Agua” (Benagéber), junto al poblamiento en llano del “Manantial” (Benagéber), y cerca de un magnífico ejemplo de torre de vigilancia ibérica situada enfrente de Punto de Agua, “Dalta” (Benagéber), precisamente para evitar las zonas oscuras de visión, permitiendo la comunicación con otros poblados cercanos que en esta ocasión serían “Charco Negro” al norte, y “La Atalaya” al sureste, cerca de Villar de Tejas, siguiendo esta vereda. La “Atalaya” es un magnífico poblado fortificado en altura, con muralla, torre y foso, bastante extenso, de unas 3,5 hectáreas y que debió ser el más importante en el límite norte del Estado ibérico. Observando su entorno, nos podemos dar cuenta de su aislamiento respecto a otros hábitats ibéricos, lo cual no quiere decir que no existiese alguno cercano no encontrado, pero sí que su función fuese de control y vigilancia en una zona limítrofe entre “estados” ibéricos. Desde él continúa la vereda sin poblados ni hábitats conocidos (debería haber alguno) hasta la confluencia del río Reatillo.

La Atalaya y su radio de influencia a 3, 4´5 y 6 kms. Círculos verdes: hábitats diversos ibéricos.

  Al sur de esta vereda se yergue altiva la Sierra de Utiel, que separa visualmente a La Atalaya del gran llano interior de este hipotético Estado ibérico. Sobre esta sierra deben existir poblamientos que desconozco, para la necesaria comunicación entre ambas partes, tan sólo algunos poblamientos del Bronce. De aquí mi interrogante sobre si éstos continuaron siendo de utilidad en épocas siguientes.

  A 8 kms al suroeste de La Atalaya, cruzando la Sierra de Utiel, se sitúa el poblado fortificado ibérico en altura con murallas y torre, de “La Mazorra” (Utiel) con más de 1 hectárea de superficie, típica fortificación de control de su área. También al suroeste, a 6 kms de La Atalaya otro poblado fortificado en altura, el de” La Caparrota” (Requena), que igualmente debía ser otro punto de control territorial con murallas y torre. Y 5 kms al oeste de La Mazorra, cerca de la aldea de La Torre, existen los restos una “torre fortificada” ibérica que controlaba el paso desde las tierras de Caudete de las Fuentes-Utiel hacia las de Sinarcas.

 

Poblamientos ibéricos entre el río Turia y la Sierra de Utiel, en círculos verdes. 1.d / EL RÍO MAGRO A SU PASO POR CAUDETE DE LAS FUENTES Y UTIEL Más al sur de los anteriores poblados ibéricos en las estribaciones de la Sierra de Utiel, se abre una amplia tierra llana potencialmente agrícola, que se corresponde con el curso alto del río Magro a su paso por las poblaciones de Caudete de las Fuentes y Utiel. En esta zona, se localiza el gran poblado ibérico de “Los Villares” (Caudete de las Fuentes), de unas 10 hectáreas de extensión, cuyo papel de centro político-económico del territorio en época ibérica fue determinante, aunque no fue el único poblado de gran extensión del mismo. Es curioso que en su entorno no abundan los hábitats de la Edad del Hierro. Fue un oppidum fortificado, pero a escasa altura, poco defendible, y de fácil acceso. Por su disposición parece dedicado a la administración política, la artesanía o industria, el comercio y la explotación agrícola de una extensa zona fértil que la rodea, potenciada por el curso del río Magro y sus ramblas. Que sepamos existen, al sur cercano a Los Villares, el cerro en altura de” La Atalaya” (Caudete de las Fuentes), al norte, en línea, 4 hábitats en llano hasta llegar el de “Las Casas” (Utiel) y al noroeste, en la Sierra de la Bicuerca, el poblado fortificado en altura de “La Peladilla” (Fuenterrobles). La Atalaya debió ser un punto directo de vigilancia y control sobre la zona sur del oppidum de Los Villares, y La Peladilla sobre los llanos bajo la Sierra de la Bicuerca. En su historia figuran restos de haber sido conquistado y arrasado varias veces, y también reconstruido. Lo fue en la 2ª Guerra Púnica (218-205 a.C.) y lo fue en las Guerras Sertorianas (82-72 a.C.), por lo menos. Su apogeo como oppidum ibérico se desarrolló desde el S VII al I a.C. Después de ser arrasado por su apoyo, posiblemente, al bando del general Sertorio, no parece que volvió a ser poblada más que como un hábitat menor en posteriores épocas. Ha sido de los pocos yacimientos arqueológicos estudiados de la comarca de la Tierra del Cabriel La pregunta sería, por qué este gran oppidum de Los Villares está en una localización más aislada de otros hábitats ibéricos que otros puntos de este Estado ibérico. A falta de otros aspectos analizables, lo que sí parece claro es que, por su localización en el centro del interior de su demarcación, no necesitaba una vigilancia especial, ya que de esto se ocupaban los numerosos poblados y hábitats fortificados en altura situados en zonas exteriores. También son escasos los hábitats cercanos de producción, conocemos sólo los 4 que se ubican en dirección a las Casas de Utiel, pero quizás deberíamos observar algunas de las grandes villas romanas próximas, que como en un buen porcentaje de casos en la Tierra del Cabriel, se superpusieron a anteriores explotaciones de la Edad del Hierro.

 

Área de influencia del oppidum ibérico de Los Villares (Caudete de las Fuentes). Cuadrado negro: poblados ibéricos de mayor tamaño. Círculos verdes poblamientos ibéricos diversos. 1.e/ SIERRA DE LA BICUERCA, FUENTERROBLES Y VILLARGORDO DEL CABRIEL El llano de Camporrobles se prolonga al sur, hacia Fuenterrobles y Villargordo del Cabriel, flanqueado por el este por la Sierra de la Bicuerca, y al oeste por las quebradas del río Cabriel (actualmente pantano de Contreras), y vigilado desde el alto de Las Hoyas, erguido en el centro del llano que va desde Camporrobles hasta Fuenterrobles. Se percibe una continuidad de los elementos poblacionales ibéricos, es decir, unos poblados en altura exteriores de vigilancia, y otros en la zona llana interior con hábitats y poblamientos dedicados a las labores civiles. Estos poblamientos en altura, por su parte norte coinciden con los que hemos ubicado anteriormente al sur de Camporrobles. Son “Alahud“ y “El Castillete“ en la vertiente del río Cabriel, y “Las Hoyas“ en el centro del llano. En el lado este aparece la Sierra de la Bicuerca, una elevación montañosa que se eleva por encima de los 1000 metros sobresaliendo por en medio de su entorno como una “atalaya natural” rodeada de campos de cultivo, desde donde se vigilaba el territorio. En las vertientes izquierda y derecha del antiguo cauce del río Cabriel, antes de ser el pantano de Contreras, a 5´5 kilómetros del poblado ibérico en altura de “Alahud-El Castillete“, encontramos los poblados ibéricos fortificados de “Castillejo de Pajazo“, de menos de 1 hectárea de superficie, y a 2´5 kilómetros más al sur el “Cerro de Contreras“. Entre ambos, hoy en día vemos las aguas del pantano, pero antaño fue el discurrir del caudaloso río Cabriel, sobre el que cruzaba la antiquísima ruta que llevaba desde la meseta castellana hasta la Tierra del Cabriel, y que conducía al litoral del Mare Nostrum, dos poblados fortificados ibéricos “gemelos” que dan la impresión de ser la “puerta de entrada-salida” a la meseta. Desde hace siglos o milenios, éste ha sido el vial o carretera principal entre ambas mesetas, y aún lo sigue siendo. Una vez cruzada esta “puerta de Contreras-Pajazo”, ya en la Tierra del Cabriel encontramos una cueva –santuario y tres poblados ibéricos. Estos tres parecen seguir paralelos a una ruta antigua que conduciría hacia una encrucijada de caminos, desde donde partirían en cuatro direcciones. Uno que conduciría hacia el este, llegaría directamente al oppidum ibérico de los Villares (Caudete de las Fuentes), otro hacia el norte por el poblado ibérico en altura de“ La Peladilla“ (Fuenterrobles) en la Sierra de la Bicuerca, hacia el “Molón“ y “Derramador“ (Camporrobles), y otro hacia el sureste por la zona más densamente poblada en época ibérica, “Muela de Arriba“ (Casas de Cuadra), llano de Campo Arcís y ramblas de los Morenos y Alcantarilla. Y otro por el suroeste, hacia el paso de Vadocañas, sobre el río Cabriel. Estos tres poblados iberos son “El Mogorrito“, “Casas de Zapata“ y “El Carrascal“ (Villargordo del Cabriel), todos en llano, dedicados a la producción y el trabajo. Da la impresión de que existe una continuidad en el tipo de poblamiento con el llano de Mira-Camporrobles, en el sentido de tener una línea exterior al oeste de protección y vigilancia, y una zona interna llana de vida civil.

 

Zona de Villargordo del Cabriel-Fuenterrobles. Círculos verdes: poblados y poblamientos ibéricos diversos. Estrellas: santuarios ibéricos. Cuadrados negros: oppidum ibéricos. Líneas azules: veredas. Desde el Paso de Contreras desciende el río Cabriel abriéndose al sur, recorriendo un terreno de alrededor de 550 metros de altitud. Mientras, la Sierra del Rubial baja hacia el sureste, abriéndose, e irguiéndose a unas altitudes de unos 900-950 metros de altitud. ”La Peraleja” y Los “Tollos de Moluengo”, son poblamientos que vamos encontrando al principio de esta sierra. Continuando, a seis kilómetros existe un hábitat en altura (que quizás se trate de un punto de control) y a ocho kilómetros se llega al Pico de Moluengo, que supera los 1000 metros de altitud. Bajo el Moluengo se sitúa el poblado ibérico de ”Los Pocicos” y la ”Cueva Santa” (santuario ibérico). 2º/ Alrededores de la Muela de Arriba (Casas de Cuadra) 2.a/ VENTA DEL MORO y LA RAMBLA ALBOSA Entre el río Cabriel y la Sierra del Rubial se abre un valle, en cuya franja no parece conocerse poblamientos ibéricos a lo largo de ocho kilómetros, hasta llegar al hábitat ibérico de “Fuenseca”, un posible vado, y al puente de “Vadocañas” que cruza el río, donde hubo un hábitat ibérico. Si fueron vados, quizás ambos hábitats fueron “casas de postas “o “control aduanero”, sobre unas antiquísimas rutas viarias que vendrían desde La Manchuela, donde existió un importante territorio ibérico según los restos arqueológicos que se están encontrando en la zona de Iniesta. Estos pasos debieron ser habituales para el trasiego de personas y mercancías. La función viaria en aquellas épocas de Vadocañas la atestigua una estela o mojón curiosísimo situado aún hoy en día junto al camino en el margen de río recayente a Cuenca, en dirección hacia El Herrumblar, donde existía otro similar hasta hace pocos años.

 

Mojón o estela, quizás ibera, de Vadocañas Este tipo de hábitats en los márgenes del río Cabriel debió ser bastante habitual sobre los vados o pasos que hubo. Aunque también se dieron en él poblamientos o poblados en altura de vigilancia o control, de mayor tamaño. Entonces, recorriendo el río hacia el oeste, nos iremos encontrando estos tipos de lugares. A 3 kilómetros de Vadocañas, un pequeño hábitat, ”Casas del Rincón de Ramos” (Iniesta), a 6 kilómetros otro, ”El Tochar” (Venta del Moro), a 10 kilómetros Tamayo (Venta del Moro), a 20 kilómetros ”Casas de Cárcel” (Requena) y ”Villatoya” pueblo. Este último debió ser un poblado algo mayor, pensando en los enterramientos iberos encontrados allí mismo, y por la toponimia que aún conserva (similar a la Tuia ibérica que existió junto al pueblo actual de Toya (Jaen)). Y por no dejar la hilación del río, un poblado de mayor tamaño en altura a 27 kilómetros, en “Cerro Tornera” (Casas de Ves), sigue un pequeño hábitat a 30 kilómetros en ”Casas de Caballero” (Requena), otro a 33 kilómetros en ”El Periquete” (Requena), otro a 38 kilómetros en ”Rincón de Taray” (Requena), otro a 43 kilómetros en ”Telezna” (Requena) y otro a 44 kilómetros en ”Conejeras” (Requena), éste el último junto al río Cabriel. En total 13 ubicaciones iberas conocidas en la márgenes del río durante estos 44 kilómetros de recorrido sur.

Río Cabriel. Círculos verdes: poblamientos ibéricos diversos.

  Desde la Sierra del Rubial (Villargordo del Cabriel-Venta del Moro) se vigilaba el viario que discurría desde el antiguo paso de Vadocañas hacia la “encrucijada” de caminos cerca de Jaraguas. A los pies del Pico del Moluengo hay una cueva –santuario, la “Cueva Santa” y el poblado ibero de” Los Pocicos”. Y a 2´5 kilómetros, el gran centro de producción cerámica de “Casillas del Cura” (Venta del Moro). Más hacia el norte, a 4´5 y 5´5 kilómetros respectivamente, paralelos al viario de Vadocañas hacia la “encrucijada” de Jaraguas, dos poblados iberos: “Los Aldabones” y “Los Castellares” (Venta del Moro). Pero en el llano comprendido entre Venta del Moro-Casas de Moya-Jaraguas tan sólo parece conocerse el poblado de “Fuente de La Reina”, junto a Venta del Moro, con lo cual podríamos llegar a la conclusión de que fue una zona de baja densidad de población en época ibérica, que estuvo entre dos viarios, el de Vadocañas y la Vereda Real, que cruza la Tierra del Cabriel por la ”Muela de Arriba”.

Área de Venta del Moro. Círculos verdes: hábitats diversos ibéricos.

   Desde Venta del Moro tendríamos tres referentes a seguir hacia el sur-sureste: el río Cabriel, la Rambla Albosa y la Vereda real.

  1/ El río Cabriel ejerciendo de límite sur, con esos hábitats, poblamientos y poblados situados sobre los vados, más bien como postas que como aduanas, por su situación en zona baja no protegida en la mayoría de los casos.

  2/ La Rambla Albosa, riachuelo afluente del río Cabriel, de largo cauce, que transcurre paralelo a la Vereda Real y que recoge más adelante las aguas de otras dos ramblas importantes en aspecto de caudal y de historia, Alcantarilla y Los Morenos. Podríamos tener en cuenta el poblado de “Fuente la Reina“ (Venta del Moro) situado solitario (unos) kilómetros más al norte. Y si no, sobre la rambla empezamos a encontrar poblados: a (unos) kilómetros “Hermanillo Pequeño“, “Hermanillo Grande“ y a (unos) kilómetros “Los Vallejos“, los tres cerca de Casas de Pradas.

  3/ La Vereda Real, que cruza la zona interior de ese hipotético Estado ibérico hasta cerca de Jaraguas, donde converge con la encrucijada de caminos que vienen de Contreras, Vadocañas, Los Villares de Caudete de las Fuentes y de la Muela de Arriba / Ramblas de Alcantarilla y Los Morenos. Y más hacia el sur, otro posible hábitat en llano, Los Pleitos. Se podría concluir que en las tierras circundantes a Venta del Moro la población ibérica fue moderada, hasta que se demuestre otra cosa.

2.b/ LA MUELA DE ARRIBA

  La “Muela de Arriba“ es una incógnita algo especial. Es una zona arqueológica donde se encuentran restos de cerámica ibérica o ibero-romana en un área de unas 25 hectáreas de extensión. Podría ser el mayor núcleo de poblamiento ibérico o ibero-romano de la Tierra del Cabriel o bien una extensa zona donde se realizó algún tipo de labor que no conocemos o bien que no fuera tan amplia y por alguna razón se dispersó en demasía la cerámica. En el lugar se observa una planicie, que en su parte norte se dispone en altura, con gran visibilidad sobre los llanos centrales de la Tierra del Cabriel, y en su parte sur, conserva restos de una potente muralla y torres. Esta zona comprende 3 hectáreas. Y alrededor de esta planicie parece que posteriormente se extendió el poblamiento, pero a nivel llano, fuera de murallas. Da la impresión de que en la época en que se expandió fue pacífica y sin vistas de recibir amenazas, pues no dispondría de protección. El caso es que fuera lo que fuera, fue un lugar importante.Cazoletas en la periferia de la ciudad ibérica de la Muela de Arriba.(En la actualidad utilizado para hacer motocrós, durará poco tiempo en condiciones).

  La visión de la que se dispone desde la Muela de Arriba es de una amplísima zona llana agrícola, hacia sus cuatro puntos cardinales. A poca distancia de él, se conocen varios yacimientos arqueológicos en llano, típico de villas agrícolas ibéricas: Casas de Cuadra, Cisternas (Casas de Cuadra), Los Antones (Venta del Moro), Casuto de la Muela de Abajo (Los Duques), a menos de 3 kms, Cañada de la Peladilla (Los Ruices), Las Zorras (Los Ruices), Cerrito (Los Ruices), Los Yesares (Los Ruices), Casa la Rambla (Los Ruices), Olivastro (Casas de Eufemia), Pinada del Casuto (Los Duques), Las Casillas (Los Duques), Alcantarilla (Los Duques), El Piru (Los Duques),. El Relame (Los Isidros), , Los Isidros, El Campamento (Los Isidros), Los Olmillos (Los Isidros), a menos de 4,5 kms . El Zoquete (Los Cojos), Los Vallejos (Casas de Pradas), Las Carboneras (Casas de Eufemia), Valderrama (los Duques), Loma Los Duques (Los Duques), Casas de Morte (Los Duques), Barranco de la taconera (Los Duques), Rambla de la Alcantarilla (Los Duques), Pedazo del Rabo (Los Duques), Fuente de la Alcantarilla (Los Duques), El Saltadero (Los Duques),están a menos de 6 kms. Son 28 hábitats de diverso tamaño y forma, en un entorno cercano a la Muela de Arriba. Algunos de estos yacimientos son bastante extensos, y se sitúan a continuación unos de otros, o en conjunto. Da la impresión de haber estado dedicados a labores económicas, tanto agrícolas y ganaderas, como industriales , caso este de “El Campamento” (Los Isidros), que al parecer fue un horno cerámico.

Área de influencia de gran poblamiento ibérico de la “Muela de Arriba” (Casas de Cuadra)

2º.c LAS TRES RAMBLAS: ALCANTARILLA, MORENOS Y ALBOSA

Una zona muy intensa en cuanto a poblamiento ibérico, donde abunda la utilización económica productiva de su entorno.

Área de las 3 ramblas: Alcantarilla, Moreno y Albosa. Círculos verdes: poblamientos ibéricos en general, cuadro negro: gran poblamiento, estrellas verdes. Santuarios ibéricos.

  Hasta 38 hábitats ibéricos se encuentran dentro de un mismo radio de 6 kms. La mayoría de ellos se sitúan en zonas llanas, escasamente defendibles, ideales para las labores económicas agrícolas e industriales. Algunos de ellos son de escaso tamaño, y sin embargo, otros comprenden varias hectáreas. No sólo existen las famosas “Pilillas” de Los Morenos y La Alcantarilla, en el entorno de las tres ramblas, se vislumbran a simple vista algunas interesantes zonas arqueológicas, sin prospectar, como la de “Los Morenos”, “El Salto” y” La Berzosilla”, donde se observan estructuras y restos de cerámica ibérica en un área difícil de determinar, pero que se extiende en varias hectáreas. Estos yacimientos se sitúan a corta distancia, demostrando una continuidad, y comprenden pequeños y variados puntos arqueológicos, entre ellos los hábitats que rodean las estructuras de producción industrial agrícola ibéricas de “Las Pilillas”. Siguiendo la rambla de Los Morenos encontramos más hábitats similares de distinto tamaño como El Puntal del Moro, Barranco del Águila, Cantos, hasta el punto donde se juntan las tres ramblas, Los Morenos, La Alcantarilla y Albosa. Y circunvalando el cerro que separa Los Morenos y La Alcantarilla, en su parte más quebrada, que permite que estas transcurran paralelas, se remonta esta última rambla y conduce hacia más hábitats ibéricos, entre ellos “Fuente y Casa de la Alcantarilla”, “Pedazo del Rabo”, “Barranco de la Taconera”, “Casa del Morte”, hábitats en llano también, dedicadas a la producción económica, de distintas extensiones, con una distribuciones superficiales no claras. Más cerca de Los Duques, en zona más llana del transcurso de la rambla de La Alcantarilla, tenemos dos hábitats en llano que comprenden 2-3 hectáreas, “Alcantarilla” y “Las Casillas”, también relacionados con la producción económica. A tener en cuenta que la mayoría de estos yacimientos tuvieron una continuidad en la era romanizada. Y es a partir de aquí donde entramos en la extensa zona agrícola en el llano de Los Duques-Campo Arcís, donde se alza majestuoso el” Cerro de la Cabeza”, en cuyo seno se ubicó un imponente poblado fortificado en altura ibérico, que controlaba toda la llanura, y el paso hacia el múltiple hábitat de las “Tres Ramblas”. El Cerro de la Cabeza debió de actuar como una especie de castillo que controlaba su territorio, y bajo él se extendían hábitats rurales como la “Casa de la Cabeza”, una granja ibérica excavada arqueológicamente por el equipo de arqueólogos de D. David Quixal. O los extensos yacimientos arqueológicos de “Los Villares”, “El Balsón” y “El Saltadero” entre Campo Arcís y Los Duques, sobre terrenos llanos, que al igual que la mayoría de hábitats del entorno, debieron tener funciones económicas de producción. Y hacia el este de Campo Arcís, los de “Tejería”, “Cerro Gallina” , “Pozo Robledo” y “Las Cañadas”, también extensos, en llano y dedicados a la producción económica. Y entre estos últimos, el santuario ibérico de “Cerro Hueco”. Y hacia el entorno de Casas de Eufemia otros hábitats en llano como “La Vereda”, “Las Carboneras”, “La Beata” y “El Olivastro”, que cumplen la tipología de producción económica al igual que la mayoría de los yacimientos ibéricos de la las “Tres Ramblas”. Un aspecto a tener en cuenta es que la mayoría de estos yacimientos dentro del radio de “Las Tres Ramblas” tiene una continuidad en la era romana, lo cual implica unas mismas gentes, mismas utilidades, mismos lugares y no muy distintas costumbres entre prerromanos y romanos hispanos.

 

Una de las “Pilillas”de la Rambla de Los Morenos (Requena). A su alrededor estructuras económicas de producción, ibéricas.

3º / Alrededor de La Villa (Requena)

3º a / REQUENA Y EL RÍO MAGRO

   Está estudiado arqueológicamente que la superficie del barrio medieval de “La Villa” (Requena) fue ocupado por un poblado ibérico, y que fue habitado desde por lo menos la Edad del Bronce hasta la actualidad. Fue una extensa población de alrededor de 6 hectáreas, sobre un promontorio rocoso en forma de huella de pie, que le permitía destacar sobre el terreno llano circundante, y así ser objeto de una fácil defensa, a la vez que tener la ventaja de ser accesible para los viarios de comunicación, y para la explotación agrícola. Se conoce que existió una necrópolis ibérica a 400 metros de La Villa, debajo de lo que hoy es el edifico de “La Harinera” y su entorno, de la cual queda una urna cineraria y su ajuar en el denostado Museo Arqueológico Municipal.

Mapa del área que rodea el oppidum ibérico de La Villa (Requena), a 3, 4´5 y 6 kms de radio. Cuadrado negro: poblamiento ibérico de mayor tamaño, círculos verde: hábitats diversos ibéricos, estrellas: santuarios ibéricos,., rombo verde: necrópolis ibérica.

  En el entorno de La Villa se observan 19 puntos arqueológicos que se alinean desde ella hacia el suroeste paralelos al vial de la carretera de Requena-Albacete, por el sureste por el antiguo vial del río Magro, por el este por el vial ancestral que recorría lo que hoy es la autovía de Madrid-Valencia y por el noroeste este mismo vial levantino que aquí coincide paralelo con el río Magro. Hacia el suroeste se localizan tres hábitats muy extensos en llano que por el área de dispersión cerámica ibérica y romana podría calcularse de aproximadamente entre 10 y 15 hectáreas cada una, “La Loma del Sapo”, “Casilla Herrera” y “El Ardal” (El Pontón). Por su situación parece obvio que también estuvieron dedicados a la producción económica. Y junto a ellas, se sitúa una gran necrópolis ibérica, “Las Cejas”, de donde se conserva una urna cineraria y ajuar en el Museo Municipal. Importante es observar, al igual que en otros yacimientos arqueológicos del llano de Campo Arcís, que estos continuaron siendo habitados en época ibero-romana y romana. Este vial se encamina a la cercana zona de influencia de Las Tres Ramblas que, como hemos comentado, estuvo my densamente poblada en época ibérica.

Piedra de sillería abandonada del poblamiento ibero-romano de “Casilla Herrera”. (El Pontón)

  Hacia el sureste “Los Canales”, “Molino del Duende”, “Las Carrasquillas”, “La Sunsía” y “ El Nacimiento” son poblamientos ibéricos e ibero-romanos en llano cercanos al curso del río Magro, igualmente dedicados a la explotación económica de los recursos. El río Magro fue un viario muy antiguo que conducía desde la Tierra de Requena hacia la costa mediterránea al sur de Valencia. Y siguiendo ese vial del Magro encontramos puntales o poblados ibéricos en altura, como el del “Castillejo”, que debió ejercer dos funciones, una de control del viario del río Magro, como muestran sus murallas y potente torre de defensa, y otra de santuario al aire libre, sobre la cima del picacho que se yergue sobre un meandro del río. Desde el noroeste hacia el este, se suceden paralelos al río Magro y al viario de Madrid –Valencia, varios poblamientos en llano, también extensos, e igualmente dedicados a la producción económica. Los de “Cerro Tocón” y “Rambla” (San Antonio) han quedado sepultados por la autovía, y “Los Aguachares”, que comprenden varios yacimientos por su gran extensión, quedan rodeados por la estación del AVE, el polígono industrial y San Antonio. Siguiendo dirección hacia el este, encontramos otros yacimientos similares como “Los Praos” y “ El Nacimiento”, yacimientos muy destrozados por las labores agrícolas, “Las Simas de Rozaleme”, donde existían estructuras que han desaparecido y el “ Barranco de Reinas”, lugar llano de 1 hectárea de dispersión. Todos ellos están muy afectados por ser una zona muy transformada por las infraestructuras mencionadas. Y también es relevante, que al igual que otros yacimientos antes nombrados, siguieron siendo habitados en época ibero-romana y romana, e incluso medieval. Más hacia el este, encaminándose hacia la zona de influencia de “ El Moral” (El Matutano), tan sólo encontramos un pequeño yacimiento ibérico, en llano, “Quincha de las Casas”.

3º.b / EL MORAL Y EL LLANO DEL REBOLLAR-SIETE AGUAS

  Continuando hacia el este por el viario de la autovía de Madrid a Valencia, nos adentramos en el llano del Rebollar, que discurre por entre la Sierra de Las Cabrillas y la Sierra de Malacara, en cuyos cerros se localizan algunos poblamientos en altura de tipo defensivos o de control ibéricos, y en cuyos llanos existieron también poblamientos ibéricos dedicados a la producción económica. “El Moral” es un extenso poblado ibérico o ibero-romano, cuya área de dispersión cerámica es de unas 7 hectáreas. Se sitúa bajo un ancestral poblado en altura fortificado de la Edad del Bronce y del Hierro que poblaba lo más alto del pico de la Cárcama (Sierra del Tejo). Desde aquel poblado en altura baja un pequeño valle donde abundaban las fuentes y los cultivos, y fue al lado de éste donde se desarrolló un mayor poblado, a lo largo de las faldas de la montaña, en llano. Está situado en la Sierra de Las Cabrillas, que es el elemento orográfico que separaba éste con los otros “Estados” ibéricos cercanos a la costa mediterránea, y sería el último lugar con una cierta entidad de población al este de su demarcación ibérica. A partir de aquí, las sierras de Malacara, de Cabrera y de Los Bosques, cubren una zona orográfica abrupta bastante extensa que ejerce de límite separador entre los llanos levantinos y las tierras castellanas del Cabriel. Dentro de su radio de influencia tendríamos hacia el norte el poblado en altura amurallado de “La Cárcama” (Sierra del Tejo) importante punto de control del paso hacia Levante entre las montañas, habitado desde la edad del Bronce hasta la del Hierro. Hacia el noreste se encuentran dos poblamientos aislados, uno en llano “Raidón” y otro “El Pimiento” en un cerrito, los dos en Siete Aguas. Y entre 4 y 7 kilómetros al sur, se aglomeran 10 hábitats ibéricos en el entorno del Rebollar, todos en llano: “El Rebollar”, un extenso yacimiento de 7 hectáreas de dispersión cerámica; 3 hábitats contiguos en llano, “Las Paredillas I y II” y “Las Lomas”; y otros 6 también en llano y contiguos, entre los que se sabe que dos son hornos cerámicos, “Casa Guerra”, “Venta de Pedro I y II”, “Cañada Langosta I, II y III”.

Poblado ibérico y del bronce en el Pico de La Cárcama (Sierra del Tejo).

  Al fondo sierras de la Cabrera y de los Bosques. Podría ser que El Moral fuese un poblado de amplia extensión, cuya población estuviese relacionada con labores agrícolas en sus alrededores, pero que tuviese a pocos kilómetros un lugar importante de producción económica, entre los que estaba la de cerámica, de adobes u otras. Y que el control o protección de esta zona se ejercía desde la Cárcama, Es identificativo de la mayoría de estos yacimientos que son también utilizados en época romana, lo cual implica una continuidad en el “modus vivendi” entre ambas épocas.

 

Área de influencia de El Moral. Cuadrado negro: poblamiento ibérico de mayor tamaño. Círculos verdes: hábitats variados ibéricos. 3ºc / HORTUNAS Y PICO DE LOS AJOS 1/ La aldea de Hortunas se sitúa en la zona más fértil del río Magro, donde acaban los cortados del río y empieza un suave valle de gran riqueza agrícola. Sobre el valle se alza el cerro del “Santo o Castellar” que es un poblado fortificado en altura que ejercía el control sobre este territorio, a la manera de un castillo. Desde allí, a lo largo del río Magro encontramos varios hábitats ibéricos e ibero-romanos. Hacia el sur “Los Lidoneros”, “Barranco del Espino”, situados junto al río, y claramente dedicados a la explotación agrícola, comprobando que además tuvieron esa función en época romana. Más al sur del río encontramos un poblado en llano de mayor tamaño en “Hortunas de Abajo”. Siguiendo el curso norte del río encontramos el hábitat de “Los Prados” y más arriba el “Puntal de Eduardo” un pequeño poblado ibérico defensivo con restos de muralla y una torre, sobre los cortados del río Magro, vigilante del antiguo vial que corría paralelo al cauce del río. Igual función tenía el situado más al norte del “Castillejo”, sobre un meandro del río Magro, que conserva los restos de una fuerte muralla y una torre cuadrada, pero que también debió utilizarse como santuario ritual. Hacia el este, en dirección hacia La Portera, “Las Quinchas”, “Los Prados II”, “El Paraíso” y “La Morreta” 4 pequeños hábitats agrícolas en llano, y a continuación otro hábitat en llano, pero esta vez más extenso, “Los Alerises” , que denota el carácter de esta zona de no limítrofe, sin función de vigilancia exterior. Y hacia el sur, “Los Villarejos” y “Juan Vich” (Fuen Vich), otros hábitats en llano, relacionados también con la producción económica. E igualmente, son hábitats que tendrán continuidad en la era romanizada.

 

Poblado ibérico en altura amurallado del Castellar (Hortunas) 2/ El “Pico de los Ajos” es un impresionante poblado ibérico situado sobre la Sierra Martés, a gran altura, similar a los ya mencionados en otros puntos limítrofes de este “Estado” ibérico como son “La Atalaya” (Villar de Tejas), “El Molón” (Camporrobles), “Sobrarias” (Aliaguilla), ”Cabeza de Moya” (Enguídanos), “La Cárcama” (Sierra del Tejo), de más entidad que otros poblados fortificados en altura de esta demarcación ibérica. Como sus similares, es un punto más bien escaso de hábitats en llano cercanos, por lo que su funcionalidad parece inclinarse a la de control, vigilancia y defensa. Su situación indica una encrucijada entre límites de demarcaciones ibéricas o “Estados”, de ahí su importancia. Es bastante conocido por haberse encontrado en él tres láminas de plomo escritas en signario ibérico. En su área de influencia, hacia el este, en torno a la rambla de Ripias, relevante elemento orográfico separador de demarcaciones, encontramos “Cerro de Viñuelas”(Viñuelas), “Cerro de la Muralla”, “Pachaparro”, “Ripia” (Castilblanques), que tienen en común que son pequeños hábitats defensivos en altura. Conjuntándolos con el “Pico de los Ajos” forman una línea ibérica de control, vigilancia y defensa hacia la zona de Hortunas y Los Pedrones, donde hemos visto que abundan los hábitats productivos en llano. Y hacia el norte, sobre el río Mijares, hacen la misma función otros 2 hábitats solitarios, “Peñón de Mijares” y “Rincón del Viudo” (Yátova)

 

Zonas de influencia de Castellar (Hortunas) y Pico de los Ajos (Yátova). Círculos verdes: hábitats diversos ibéricos. 3º.d / LOS PEDRONES Esta es una zona que comunicaba la demarcación o “Estado” ibérico del sur, que ocupaba la comarca de Cofrentes-Ayora, cuyo oppidum principal era el “Cerro Meca” (Ayora), con nuestro “Estado” ibérico. Como se ve en el mapa de su zona de influencia en época ibérica, son hábitats dispersos, sin un núcleo relevante mayor. “Loma de Alborea” y “Carrascalejo” (Los Pedrones), “La Muela del Pozo” (Casas de Soto), “Rincón de Mira” (La Cabezuela), “Fuen Vich”, son hábitats pequeños en llano o ladera, dedicados a la producción económica. Y “Peñas Blancas” y “Puntal del Rebollo” son pequeñas atalayas en altura, de control de territorio. Tiene la apariencia de haber sido una zona de paso, que coincide con el vial natural que discurre por esta zona, convertido hoy en día en carretera nacional desde Requena hasta Almansa.

 

Zona de influencia en el entorno de Los Pedrones, en un radio de 3, 4´5 y 6 kms. Círculos verdes: hábitats ibéricos diversos. 4º Generalizando. Una vez revisadas todas las zonas en la Tierra del Cabriel según sus poblamientos ibéricos, es más asequible analizarlas en forma conjunta. Debemos aclarar que no todos estos poblamientos ibéricos tuvieron porqué coincidir cronológicamente en el tiempo, que tuvieron una continuidad distinta. Algunos se remontan hasta la Edad del Bronce (quizás anterior, Calcolítico), y perduran hasta las primeras edades del Hierro o finales, e incluso hasta la era romana, medieval o actualidad. Por ejemplo, entre los poblamientos mayores, “Los Villares” (Caudete de las Fuentes) parece que tuvo su comienzo hacia el S VII a.C. y duró como tal hasta 72 a.C. (Guerras Sertorianas). En cambio” La Villa” (Requena) tuvo sus comienzos en la Edad del Bronce (si no antes), continuó durante la Edad del Hierro y la era romana, también la medieval y hasta nuestros días. “El Moral” (Rebollar), tuvo sus inicios en un cerro en altura próximo, en la Edad del Bronce, “La Cárcama”, y amplió su población a 2 kilómetros de distancia, hacia el valle que discurría sus pies en la Edad del Hierro y época ibero-romana. La “Muela de Arriba” tuvo sus comienzos en una pequeña altura llana de 3 hectáreas en la Edad del Hierro, y siguió habitada, pero amplió su población desde ese mismo cerro a sus mismos pies, en los terrenos llanos limítrofes, logrando un área de expansión muy extensa en época ibero-romana, hasta la cual parece ser que duró. Se puede llegar a observar bien, sin embargo, las zonas de confluencia de hábitats que poblaron la Tierra del Cabriel, a veces unos, a veces otros, pudiendo generalizar por dónde estuvieron asentadas las poblaciones a lo largo del tiempo, y cuáles fueron sus funciones. Se ve claramente la zona que estuvo más densamente poblada en época ibérica, aparece en un rectángulo de unos 400 kms cuadrados entre Caudete de las Fuentes, El Rebollar, Hortunas y Muela de Arriba, Y dentro de él, donde más se concentran los poblamientos es el área que rodea el eje que recorre los 3 grandes poblados del Moral (Rebollar), La Villa (Requena) y Muela de Arriba (Casas de Cuadra). Esta alta concentración poblacional ibérica se percibe en el curso del río Magro, desde los alrededores de Calderón, cerca del sur de Utiel, hasta La Villa (Requena), poblamiento de importante relevancia. Desde La Villa continúa siendo densa en dirección hacia El Rebollar paralelo al antiguo viario que cubre hoy la autovía Madrid-Valencia, donde se acumula a la altura del poblado del Moral, en las faldas de la Sierra del Tejo. También desde La Villa, continúa otro ramal denso de poblamientos que recorre el río Magro en dirección hacia el sur, hasta las postrimerías del río Magro en el valle de Hortunas. Y otro ramal de densa población parte desde La Villa, pasando por El Pontón en dirección hacia la Muela de Arriba, otro relevante poblado. Entre ambos, y a su alrededor se encuentra la zona más densa en poblamientos ibéricos, que comprende el Llano de Campo Arcís-Los Duques-El Pontón y las Tres Ramblas. El resto de zonas tuvieron una densidad de población menor, pero ni mucho menos despoblada. Diríamos que su disposición comprendía unos poblados en altura que vigilaban tanto los límites del hipotético “Estado” ibérico nombrado, como unas zonas de explotación económica en llano situadas en su entorno. En Sinarcas-Aliaguilla, se da esta tipología, pues existen varios poblados fortificados en altura y una zona llana a sus pies con vestigios de producción cerámica y agrícola. En Camporrobles-Mira se da una situación similar, donde los poblamientos se dan desde los llanos debajo del Molón, recorriendo el río Mira hasta Cabeza de Moya en Enguídanos. Un punto parecido se daría en la Sierra del Rubial (Villargordo del Cabriel-Venta del Moro), donde se ubica el centro de producción cerámica ibérica de las Casillas del Cura. Zona similar, pero menos densa se ve en la Sierra de la Bicuerca (Fuenterrobles). También en el Pico de los Ajos (Yátova-Venta Gaeta), La Atalaya (Villar de Tejas) y Punto de Agua (Benagéber). A lo largo del río Cabriel parece darse otra tipología de poblamientos ibéricos, correspondiéndose algunos con poblados fortificados en altura solitarios y otros a pie de río, a una y otra vertiente, como si fueran casas de postas a ambos lados de vados, caso como Villatoya-Casas de Cárcel, o Vadocañas.

 

Las zonas sombreadas indican la densidad poblacional ibérica en la Edad del Hierro en la Tierra del Cabriel. Idealización Como hemos podido observar en este largo artículo sobre la composición poblacional en época ibérica de este hipotético “Estado” ibérico o demarcación, fue un territorio muy densamente poblado. Tanto que debió tener en la Edad del Hierro un potencial muy grande, tanto en habitantes como en economía, política, en fuerza militar, en relaciones exteriores. La importancia entre sus vecinos debió ser suficientemente relevante, y en las Fuentes Históricas sería nombrado obligatoriamente, como así parece que sucedió. Tuvo importantes “estados” ibéricos vecinos, muy nombrados por las Fuentes, como la demarcación ibérica de Saguntum-Edeta, con los que al parecer tuvieron unas relaciones muy impetuosas. Un área de extensión que ronda los 2.100 kilómetros cuadrados, con más de 300 zonas arqueológicas ibéricas conocidas, con un amplio número de poblados ibéricos de varias hectáreas, entre ellos 4 de más de 6 hectáreas, con alrededor de una decena de importantes poblados fortificados en altura, y abundantes poblados más pequeños igualmente fortificados; con numerosos hábitats de producción agrícola e industrial, algunos de bastante extensos; con variadas rutas viarias prerromanas de las que aún se conservan carriladas, que atravesaban todo el “Estado”, incluyendo los numerosos vados con poblados de “postas” sobre el río Cabriel. Fue un “Estado” político muy bien estructurado. Tanto que al avanzar a la era ibero-romana, hubo una habitual continuidad en sus lugares de población, pasando a realizar funciones similares a las prerromanas, incluyendo utensilios, labores económicas, edificios, y sus pobladores descendían de las familias iberas, como demuestran las estelas funerarias latinas con nombres ibéricos aparecidas en Sinarcas y en El Ardal (El Pontón). Por lo tanto hay que pensar en este “Estado” ibérico como una entidad territorial de relevante importancia en el contexto de la Hispania de la Edad del Hierro. Donde hay, siempre queda. Autor: Javier Jordá Sánchez BIBLIOGRAFÍA *(“Los Íberos en la Comarca de Requena –Utiel (Valencia)”; Alberto J.Lorrio (ed)) *(“El Molón. Oppidum prerromano y Hins islámico. Alberto J. Lorrio, Martín Almagro-Gorbea, Mª Dolores Sánchez de Prado). * (PGOU Ayuntamiento de Requena)

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